Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
inquebrantable carácter santo de Yahvé, el Dios de Israel. Su naturaleza, sus atributos, carácter y<br />
cualidades ofrecieron la vara de medir para todas las decisiones éticas. Sin embargo, <strong>del</strong> mismo<br />
modo allí había un ambiente de gracia: el acto de libre amor de la liberación de Egipto. Israel no<br />
necesitó guardar la ley para librarse de Egipto. Por el contrario, dado que Israel recibió su redención<br />
tan extraordinariamente, no podía rechazar con facilidad el peso de la obligación.<br />
Si alguien duda que la gracia estaba en el primer término de la ley, debe reflexionar con cuidado<br />
en la secuencia <strong>del</strong> Éxodo, el viaje a Sinaí, la clemencia hacia Israel durante su peregrinación en el<br />
desierto y su perdón a los cultores <strong>del</strong> becerro de oro, idólatras y alocados sexualmente.<br />
La forma de la ley moral, sobre todo como aparece en los Diez Mandamientos (Éx 20:2–17; Dt<br />
5:6–21), era sobrecogedoramente negativa. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con el tono ni el<br />
propósito de esa ley. En realidad era más fácil expresar la restricción a un creyente en pocas palabras<br />
porque su libertad era muy vasta. Además, de cualquier modo toda moralidad tiene dos lados: cada<br />
acto moral es al mismo tiempo un refrenamiento de un modo contrario de acción y la adopción de su<br />
opuesto. No haría diferencia si la ley hubiera sido expuesta negativa o positivamente. Además,<br />
cuando se prohibía un mal, como matar, esa ley no se cumplía cuando los hombres solo se abstenían<br />
de arrancar violentamente la vida a su prójimo. Solo se «guardaba» cuando las personas hacían todo<br />
lo que estaba a su alcance para ayudar al prójimo a vivir. La vida humana se veía como valiosa dado<br />
que la humanidad se hizo a la imagen de Dios, y así la vida se basa en el carácter de Dios. Por ello se<br />
debe preservar la vida humana y realzarla, ¡ambas cosas! No puede uno rehusar hacerlo tampoco, es<br />
decir, negarse a preservar o tratar de mejorar la vida <strong>del</strong> prójimo. La inactividad en el terreno moral<br />
nunca será un cumplimiento de la ley; eso sería equivalente a un estado de muerte. De Israel se<br />
requería más que refrenarse de hacer algo prohibido.<br />
El Decálogo, sin embargo, contenía tres declaraciones positivas: «Yo soy el Señor tu Dios» (Éx<br />
20:2); «Acuérdate <strong>del</strong> sábado» (v. 8); y «Honra a tu padre y a tu madre» (v. 12). Para cada <strong>una</strong> de<br />
estas tres declaraciones, que tienen infinitas formas verbales, las otras siete estuvieron subordinadas<br />
sucesivamente. 21 Estos tres mandamientos positivos presentan tres esferas de responsabilidad <strong>del</strong><br />
hombre:<br />
1. La relación <strong>del</strong> hombre con su Dios (Éx 2–7)<br />
2. La relación <strong>del</strong> hombre con la adoración (vv. 8–11)<br />
3. La relación <strong>del</strong> hombre con la sociedad (vv. 12–17).<br />
En la primera esfera de responsabilidad, al hombre se le dijo que amara a Dios con <strong>una</strong><br />
veneración interna y externa apropiadas. La segunda esfera declaró la soberanía de Dios sobre el<br />
tiempo <strong>del</strong> hombre, mientras que la tercera trataba de la santidad de la vida, el matrimonio, la<br />
propiedad, la verdad y los deseos internos. 22<br />
La ley ceremonial<br />
La misma ley que hizo demandas tan altas a la humanidad, también ofreció un elaborado sistema<br />
de sacrificios en el caso de que hubiera un fallo en alcanzar esas normas. Sin embargo, ese era solo<br />
uno de los tres cabos que corresponden a la ley ceremonial. Uno tiene que tomar nota <strong>del</strong> tabernáculo<br />
con su teología <strong>del</strong> Dios «que habita» (véase más a<strong>del</strong>ante el desarrollo de este punto) y la teología<br />
de la impureza y la purificación.<br />
Para comenzar con la última, se debe insistir que el «inmundo» no se igualaba en la mente <strong>del</strong><br />
escritor con lo que estaba sucio ni prohibido. La enseñanza de esta sección de la Escritura no era que<br />
21<br />
J.J. Owens, «Law and Love in Deuteronomy» [Ley y amor en Deuteronomio] Review and Expositor, 61,<br />
1964, pp.274–83.<br />
22<br />
Para más detalles, véase W.C. <strong>Kaiser</strong>, <strong>Jr</strong>., «Decalogue» [Decálogo] Baker’s Dictionary of Christian Ethics [El<br />
diccionario Baker de la ética cristiana], ed. C.F.H. Henry, Baker Book House, Grand Rapids, MI, 1973, pp. 165–<br />
67.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77