Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
creyó que Dios «provee» (vv. 8, 14: yir’eh) así fue como él y el muchacho pudieron reunirse con el<br />
grupo que esperaba al pie <strong>del</strong> monte Moria (v. 5).<br />
Isaac fue también más que un simple complemento. También corrió un gran riesgo en lo que<br />
sucedía. Sin embargo, aprendió a obedecer y confiar en este mismo Señor. Más tarde en su vida,<br />
cuando Isaac seleccionó a Esaú para recibir la bendición y cuando sucedían todas las cosas<br />
humanamente posibles de salir mal, mientras que los hijos, la madre y el padre conspiraban para<br />
llevar a<strong>del</strong>ante la línea de la «simiente», de nuevo Isaac aprendió que el llamamiento y la elección de<br />
Dios no eran de intelecto ni trabajo humanos. Dios hizo la selección de su heredero aparte de los<br />
intentos humanos absurdos y trágicos de eclipsar el plan divino y su dádiva gratuita.<br />
Una herencia<br />
La promesa de la tierra de Canaán a Abraham, Isaac y Jacob y sus descendientes corrió por estas<br />
narrativas como el segundo de los tres aspectos clave (Gn 12:7; 13:15, 17; 15:7–8, 18; 17:8; 24:7;<br />
26:3–5 [pl. «tierras»]; 28:13–14; 35:12; 48:4; 50:24). Génesis 15:18 describió los límites de esta<br />
tierra como extendiéndose «desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates». Génesis 17:1–8<br />
recalcó que la tierra sería de «posesión perpetua». Y Génesis 15:1–21 explicó que el patriarca<br />
poseería la palabra prometida acerca de la tierra, pero él solo gustaría algo de la realidad de estar<br />
personalmente en la tierra porque la realidad completa se dilataría hasta «cuatro generaciones»<br />
cuando llegara «al colmo la iniquidad de los amorreos» (v. 16).<br />
Desde el primer momento <strong>del</strong> llamamiento de Dios a Abraham, le habló de esta «tierra» o «país»<br />
al que los enviaba (Gn 12:1). Según se dice en los capítulos anteriores, Albrecht Alt estaba<br />
equivocado al rechazar la promesa de la tierra como <strong>una</strong> parte auténtica de la promesa patriarcal. Del<br />
mismo modo, Gerhand von Rad no tuvo base para negar que la entrada a la tierra de las doce tribus<br />
no era exactamente la misma visión que los patriarcas tuvieron. Solo Martin Noth concedió que<br />
ambas cosas, la promesa de la tierra y la promesa de la «simiente» eran parte de la religión patriarcal.<br />
La fi<strong>del</strong>idad al mensaje <strong>del</strong> texto en la forma canónica como ha llegado hasta nosotros demanda que<br />
ambas promesas se traten como partes igualmente auténticas y necesarias al mensaje de Dios a los<br />
patriarcas.<br />
La solemnidad de esta oferta de tierra ocurrió en el así llamado pacto de los animales<br />
descuartizados (Génesis 15:7–21). Abraham actuó según las instrucciones dadas por Yahvé. Tomó<br />
varios animales dedicados a los sacrificios y los dividió en dos. Después de la puesta <strong>del</strong> sol, «<strong>una</strong><br />
hornilla humeante y <strong>una</strong> antorcha encendida pasaban entre los animales descuartizados» (v. 17), y<br />
Yahvé hizo el pacto de dar a Abraham y a sus descendientes toda la tierra.<br />
Tal bendición temporal o material no se iba a separar de los aspectos espirituales de la gran<br />
promesa de Dios. Ni iba a espiritualizarse ni transmutarse en algún tipo de Canaán celestial de la cual<br />
el Canaán terrenal era solo un mo<strong>del</strong>o. El texto era enfático, especialmente en el capítulo 17, acerca<br />
de que este pacto iba a ser eterno. Sin embargo, ya en Génesis 13:15 la oferta de la tierra se le daba<br />
en su totalidad a Abraham «para siempre». Y cuando Abraham tenía noventa y nueve años de edad,<br />
esta promesa se convirtió en un «pacto perpetuo» (b e r ṯ ‘ lām: 17:7, 13, 19) y la tierra iba a ser por<br />
«posesión perpetua» (’ a ḥuzaṯ ‘ lām: 17:8; también 48:4). La palabra ‘ lām, «perpetuo», debe añadir<br />
algo más al nombre con el que iba porque en el caso <strong>del</strong> pacto ya había <strong>una</strong> idea básica de<br />
perpetuidad. 6<br />
6<br />
Véanse los estudios algo insatisfactoríos de E. Jenni, «Das Wort ‘ōlām in AT» [La palabra ‘ōlām en el AT],<br />
Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft, 84, 1952, pp. 197–248; ídem, «Time» [Tiempo],<br />
Interpreter’s Dictionary of the Bible [El diccionario <strong>del</strong> intérprete de la Biblia], 4 tomos, Abingdon, Nashville,<br />
TN, 1964, tomo 4, p. 644; James Barr, Biblical Words for Time [Palabras bíblicas para el tiempo], Allensons,<br />
Naperville, IL, 1962, p. 69, n. 1.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77