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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

23) y «un solo pastor», «mi siervo David» (v. 24). Y este estado duraría «parasiempre» (v. 25) como<br />

parte <strong>del</strong> «pacto eterno» de Dios (v. 26). El lugar de habitación de Yahvé será con ellos (cf. las<br />

disertaciones <strong>del</strong> «descanso» y «lugar» de la historia profética de la era de Josué), y «yo seré su Dios<br />

y ellos serán mi pueblo. Y cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones<br />

sabrán que yo, el SEÑOR, he hecho de Israel un pueblo santo» (vv. 27–28).<br />

Con ese asunto principal, Ezequiel procede a dar <strong>una</strong> detallada descripción de la restaurada tierra<br />

de Israel después que analizó la batalla de Gog y Magog en los capítulos 38–39. En esa tierra, un<br />

nuevo templo volverá otra vez a ser la pieza dominante de arquitectura. De este templo saldría un<br />

manantial de vida que incrementaría en profundidad y poder a medida que se acercaba a lo que antes<br />

se conocía como Mar Muerto (cf. Sal 46:4–5; Is 33:13–24; Jl 3:9–21). En sus riberas estaban los<br />

árboles de la vida dando sus hojas sanadoras y sus frutos mensuales en un cuadro <strong>del</strong> paraíso<br />

restaurado de la nueva Jerusalén.<br />

Sin embargo, ¿es Ezequiel 40–48 un simple ideal, <strong>una</strong> descripción simbólica o <strong>una</strong> realidad<br />

profética? A lo mejor cada <strong>una</strong> de estas categorías es un poquito simplista para la profundidad de la<br />

idea que aparece aquí. En nuestro punto de vista tiene que haber un templo real reconstruido en<br />

medio de la tierra. La adoración <strong>del</strong> Dios viviente continuará como está escrito aquí, bajo las<br />

características concomitantes de la adoración conocida en los días en que escribía Ezequiel.<br />

(Compare esto con la manera en que los profetas describían los armamentos de las futuras batallas<br />

escatológicas en términos de los implementos de guerra conocidos en aquellos días, es decir, arcos y<br />

flechas, lanzas y caballos.)<br />

Sin duda, cuando Ezequiel describe el rio de vida y el fruto, se movía más hacia la terminología<br />

apocalíptica similar a la que encontramos más tarde en el Apocalipsis de Juan. Sin embargo, la<br />

realidad de un cielo y <strong>una</strong> tierra restaurados donde el «Señor está» (Ez 48:35) en la nueva Jerusalén<br />

de Israel, está asegurado. La conclusión de la profecía de Ezequiel, por lo tanto, es <strong>una</strong> expansión y<br />

mayor elaboración de Isaías 65 y 66 que habla de nuevos cielos y nueva tierra. Lo único que aquí el<br />

acento cae en el Señor habitando en el tabernáculo en medio de su pueblo adorador, donde se sana la<br />

naturaleza y se restaura a su propósito y productividad original.<br />

El éxito <strong>del</strong> reino prometido: Daniel<br />

La teología de Daniel es la antítesis de los sucesivos reinos de la humanidad. En contraste con esos<br />

reinos está el permanente pero finalmente triunfante reino de Dios. Daniel, otro exiliado junto a<br />

Ezequiel, 3 miró más allá de la catástrofe <strong>del</strong> colapso de Jerusalén y la línea davídica al prometido<br />

reino permanente de Dios.<br />

La piedra y el reino de Dios<br />

El sueño de Nabucodonosor registrado en Daniel 2 brinda el escenario para su profecía. Allí se<br />

describe <strong>una</strong> colosal imagen compuesta de cuatro metales que van disminuyendo en valor con<br />

creciente debilidad y división mientras uno procede de la cabeza a los dedos de los pies. Esta imagen<br />

representa la alternativa humana a esta «Roca» que cae a los pies <strong>del</strong> coloso y reducirá a pedazos la<br />

imagen. Después de esto la «Roca» viene a ser un gran reino que llena la tierra. Esto trae a la mente<br />

la «Piedra Angular» de Isaías (28:16), mientras que los metales se identifican con claridad como los<br />

cuatro reinos empezando con Babilonia, seguido por el dominio dividido Medo-Persa, Greco-<br />

Macedonio y el Imperio Romano u occidental.<br />

La interpretación dada en Daniel 2:44 fue clara como cristal:<br />

3<br />

No vacilamos en defender un Daniel <strong>del</strong> siglo sexto. La defensa para esta fecha, aunque extremadamente<br />

impopular entre los eruditos bíblicos, debe ser sostenida en el terreno de evidencias, no de doctrina. Véase<br />

los argumentos de mi colega Gleason L. Archer <strong>Jr</strong>., Reseña crítica de <strong>una</strong> introducción al <strong>Antiguo</strong> <strong>Testament</strong>o,<br />

Editorial Portavoz, Grand Rapids, MI, 1982, (pp. 377–403 <strong>del</strong> original en inglés) y la bibliografía que él cita<br />

allí.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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