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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

No le dio herencia alg<strong>una</strong> en ella …<br />

pero le prometió dársela en posesión<br />

a él y a su descendencia.<br />

El énfasis de Josué 21:43–45 estaba todavía en la palabra prometida que no le falló a Israel, ni<br />

podría fallarle. Aunque era otra cosa si Israel mantenía el privilegio de permanecer en la tierra. Israel<br />

tenía que elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Escoger la vida y el bien era<br />

«obedecer» un mandamiento que sintetizaba todos los demás: Amarás al Señor tu Dios. La presencia<br />

<strong>del</strong> condicional «si» no allanó el camino para <strong>una</strong> «declinación de la gracia a la ley» 14 más que lo<br />

que hizo para los patriarcas o para la generación de Moisés, ¡mucho menos cuando el pacto con<br />

David estaba por venir! Así pues, la promesa de la herencia <strong>del</strong> reposo de Dios estaba protegida aun<br />

en el caso de pecados posteriores por los descendientes que recibirían la misma: El reposo no era un<br />

cheque en blanco en el que las generaciones futuras pudieran deslizarse de las normas de Dios<br />

apoyados en los laureles de sus padres. Esta promesa iba a ser solo de ellos si se la apropiaban por fe,<br />

ese fue el beneficio espiritual e inmediato <strong>del</strong> «descanso».<br />

En ese cumplimiento final, el Dios <strong>del</strong> descanso —cuya casa de «reposo» (m e nûḥâh) contema el<br />

arca <strong>del</strong> pacto <strong>del</strong> Señor y su estrado (1 Cr 28:2), la edificó el «hombre de reposo» a quien Dios le<br />

dio respiro de todos sus enemigos (1 Cr 22:9)— tomaría de nuevo su descanso en su templo en la<br />

futura Era Mesiánica (Sal 132:14; cf. 2 Cr 14:6), en «aquel día el Señor volverá a extender su mano<br />

para recuperar al remanente de su pueblo» (Is 11:11). Es en este contexto <strong>una</strong> serie de Salmos (93–<br />

100), designados de diversos modos como: «salmos apocalípticos», «salmos teocráticos» (Delitzsch),<br />

«salmos mileniales» (Thorluck), «cantos <strong>del</strong> milenio» (Binnie), «grupos de salmos mileniales»<br />

(Herder), «salmos de la segunda venida» (Rawlinson), «salmos de entronizamiento» (Mowinckel) o<br />

«salmos reales» (Perowne) representan al Señor como rey que reina sobre todos los pueblos y tierras<br />

(Sal 93:1; 96:10; 99:1), y el Salmo 95 eleve la oferta de entrar de nuevo en el reposo de Dios. Para el<br />

salmista, esa antigua oferta de descanso se ató a la larga con los acontecimientos <strong>del</strong> segundo<br />

advenimiento. Al parecer, todos los demás descansos fueron solo un «anticipo», depósito, <strong>del</strong><br />

descanso <strong>del</strong> sábado final que se esperaba en el segundo advenimiento. 15<br />

Un lugar escogido en la tierra<br />

Una de las frases que se han debatido más calurosamente en la teología de Deuteronomio es la así<br />

llamada centralización de la adoración por sacrificio en un solo santuario en Jerusalén. Este principio<br />

fue el punto de partida y piedra angular para todas las demás deducciones hechas en el sistema<br />

wellhausiano de crítica literaria. 16 La afirmación era que los requisitos de Deuteronomio fueron un<br />

avance claro sobre la ley <strong>del</strong> altar <strong>del</strong> sinaítico «Libro <strong>del</strong> Pacto»:<br />

Háganme un altar de tierra,<br />

y ofrézcanme sobre él sus holocaustos<br />

y sacrificios de comunión, sus ovejas y sus toros.<br />

Yo vendré al lugar donde les pida invocar mi nombre,<br />

y los bendeciré. Éxodo 20:24<br />

Es decir, la ley sinaítica limitó el uso de los sacrificios solo a los lugares santificados por la presencia<br />

divina, los lugares en el que Dios señaló que se debía recordar su nombre porque él se había reunido<br />

con su representante o pueblo en ese lugar.<br />

14<br />

Como lo sugirió von Rad, «Promised Land» [Tierra prometida], Hexateuch and Essays, p. 91.<br />

15<br />

Véase a W.C. <strong>Kaiser</strong>, «Promise Theme», pp. 142–43. Véase también nuestra discusión de Hebreos 3:7–4:13<br />

en pp. 145–49 en el mismo articulo.<br />

16<br />

J. Wellhausen, Prolegomeno to the History of Israel, [Prolegomeno a la historia de Israel], traducción, J.S.<br />

Plack y A. Menzies, T.&T., Clark, Edimburgo, 1885, p. 368.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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