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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

22:2 «Toma a tu hijo, el único que tienes … y ve»<br />

26:2 «No vayas a Egipto. Quédate en la región»<br />

26:24 «No temas»<br />

31:3 «Vuélvete a la tierra de tus padres»<br />

35:11 «Sé fecundo y multiplícate»<br />

Aquí el mandato antecede la promesa y bendición. En el Sinaí esto era <strong>una</strong> implicación y <strong>una</strong><br />

respuesta natural a la gracia de Dios manifestada en la promesa, sobre todo en el cuadro de la<br />

salvación que se haya en el éxodo mismo. Para Abraham, la obediencia no fue <strong>una</strong> condición <strong>del</strong><br />

pacto. Sin embargo, en Génesis 22:18 y 26:5 se recalca el deber de la obediencia: «Puesto que me<br />

has obedecido … y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.» Así<br />

que, fue como lo presenta Hebreos 11:8: «Por fe Abraham … obedeció.» Había que unir la fe a las<br />

obras para demostrar su eficiencia y autenticidad.<br />

Además, hay que afirmar que si la promesa era un don de Dios, también lo era la ley. Los<br />

salmistas elogiaron este punto de vista (Sal 1:2; 19:7–11; 40:8; 119). Moisés también expresó esto<br />

cuando preguntó retóricamente a Israel: «¿Qué nación tiene dioses tan cerca de ella como lo está de<br />

nosotros el SEÑOR nuestro Dios?» o ¿Y qué nación hay … que tenga normas y preceptos tan justos,<br />

como toda esta ley que hoy les expongo?» (Dt 4:7–8). Israel repitió su respuesta tres veces:<br />

«Cumpliremos con todo lo que el SEÑOR nos ha ordenado» (Éx 19:8; 24:3, 7). En lugar de<br />

reprenderlos por haber aceptado «precipitadamente» un acuerdo tan exigente cuando la promesa y<br />

bendición estaban disponibles, el Señor respondió:<br />

Todo lo que dijeron está bien. ¡Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis<br />

mandamientos para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!<br />

Deuteronomio 5:28–29<br />

Finalmente, la promesa no se oponía a la ley de Dios por las siguientes razones: (1) Tanto la<br />

promesa como la ley son iniciativas <strong>del</strong> mismo Dios <strong>del</strong> pacto. (2) Lejos de ser un código legalista o<br />

<strong>una</strong> manera hipotética de uno ganarse la salvación, la ley fue el medio para mantener el<br />

compañerismo con Yahvé, no la base para establecerlo. (3) La misma ley que demandaba <strong>una</strong> norma<br />

en la vida de santidad, igual al carácter de Dios, también hacia provisión para las faltas bajo la ley<br />

mediante el perdón y la expiación de pecado. (4) El contexto de las demandas de la ley era un<br />

ambiente de gracia: «Yo soy el SEÑOR tu Dios. Yo te saqué de Egipto.» Este es un suceso <strong>del</strong> que<br />

aun Abraham era en parte consciente en Génesis 15:13–14: «Tus descendientes vivirán como<br />

extranjeros en tierra extraña donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años … y<br />

luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas.» Naturalmente, algunos harán<br />

caso omiso a este texto considerándolo como un detalle posterior que fue proyectado hacia atrás para<br />

armonizar y allanar la transición. Sin embargo, el texto debe quedar inocente hasta que se pruebe su<br />

culpabilidad usando un criterio mejor que la imposición subjetiva de juicios personales. Estas<br />

objeciones, en ausencia de prueba alg<strong>una</strong>, simplemente demuestran que el tropiezo, que se encuentra<br />

también en la literatura profética, sigue siendo la afirmación bíblica de poder predecir<br />

acontecimientos antes que sucedan.<br />

«Deuteronomismo» premonárquico y la «promesa» davídica<br />

El texto central para la Era Davídica está en 2 Samuel 7. En vez de presentarse como <strong>una</strong> novedosa<br />

interrupción en la historia de la revelación, es un repaso cuidadoso de las declaraciones antiguas en<br />

la promesa y en el Sinaí, dándoles un significado para la administración de David. Algunos de los<br />

factores de 2 Samuel 7 eran:<br />

9: «Y te he dado nombre grande» (RVR) (Gn 12:2, y otros)<br />

10: «Voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré» (Gn 15:18; Dt 2:24ss.)<br />

12: «yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes [simiente]» (Gn 17:7–10, 19)<br />

14: «él será mi hijo» (Éx 4:22)<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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