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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

En nuestra opinión, el «ungido» (Māš aḥ, 9:2) «el principesco, majestuoso, Ungido» (māš aḥ<br />

nāg ḏ, v. 25) es el mismo que el «alguien con aspecto humano» de 7:13, quien regresará a la tierra<br />

triunfalmente después que sufra la muerte en la tierra.<br />

El jactancioso cuerno pequeño<br />

En el día final el «cuerno pequeño» estará en contra <strong>del</strong> santo remanente de Dios (7:8),<br />

«príncipe» (9:26b–27) o «el rey» que «hará lo que mejor le parezca. Se exaltará a sí mismo, se creerá<br />

superior a todos los dioses, y dirá cosas que nadie antes se atrevió a decir» (11:36).<br />

Tal como el rey de Babilonia en Isaías 14 y el rey de Tiro en Ezequiel 28 sustituyeron al maligno<br />

en su desafio contra Dios y su pueblo, así que Daniel visualizó la apariencia de uno que vino a ser<br />

Antíoco (Epífanes) IV. Su profanación <strong>del</strong> altar al sacrificar en él a un cerdo (11:31) y el<br />

rompimiento de su pacto fueron uña y carne con ese anticristo final que vendría como la bestia (Ap<br />

13), el «hombre de pecado» (2 Ts 2), o el «cuerno pequeño» y «príncipe» de Daniel. Esto no<br />

significa que Daniel estuviera indeciso entre un personaje histórico o escatológico en cuanto a su<br />

significado. Más bien el significado siempre fue uno y solamente uno. Sin embargo, como la más<br />

tarde escuela antionquena de interpretación lo explicó por su principio de «Theoria», al profeta se le<br />

dio <strong>una</strong> visión <strong>del</strong> futuro en la que no vio solamente el cumplimiento final como la conclusión a la<br />

palabra proferida, sino que a menudo también vio y habló de uno o más de los significados y<br />

personajes relacionados que estaban tan a tono con uno o más aspectos de ese cumplimiento final<br />

que vinieron a ser parte colectiva de <strong>una</strong> sola predicción. Del mismo modo, el apóstol Juan describe<br />

su comprensión de esta persona: «El anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos» (1Jn<br />

2:18, RVR-95). Juntos incorporan <strong>una</strong> «simiente» total (Gn 3:15). Sin embargo, tienen de tiempo en<br />

tiempo sus representantes que solo fueron arras y precursores <strong>del</strong> anticristo final, así como cada niño<br />

escogido de los sucesivos patriarcas y reyes davídicos fueron representantes, pero uno con el singular<br />

significado acerca de la verdadera Simiente, Siervo y David venidero.<br />

La resurrección final<br />

En ese tiempo, «un período de angustia, como no lo hubo jamás desde que las naciones existen»,<br />

Dios libraría a su pueblo y presentaría su reino eterno (12:1). Se realizaría el proyectado reino, trono<br />

y reinado de la promesa.<br />

Como en Isaías 26:19, Dios restauraría a la vida ese piadoso grupo de creyentes mediante <strong>una</strong><br />

resurrección corporal de los muertos. Una clase disfrutaría vida eterna porque sus nombres estaban<br />

escritos en el libro (12:1–2). La otra clase resucitaría a eterna vergüenza y desprecio. Es decir, su<br />

condenación (cf. Is 24:22; 66:24). A Job se le aseguró que tal como un árbol retoñaría aunque<br />

estuviera cortado, un hombre viviría otra vez (Job 14:7, 14). En verdad, anhelaba la oportunidad de<br />

mirar a su Redentor con sus propios ojos aun después que los gusanos destruyeran su cuerpo (19:25–<br />

27).<br />

Así como el colosal intento humano de tiranizar al hombre vino a un fin con la irrupción <strong>del</strong><br />

reino de Dios y su rey de acuerdo a la antigua pero renovada promesa, allí apareció un final y<br />

todopoderoso rey que fue la suma de todos los poderes y reinos de hombres, el antimesías. Sin<br />

embargo, el Mesias de Dios vencerá con facilidad a ese maligno, introduciría su reino y daría ese<br />

nuevo, justo y eterno dominio a sus «santos», a muchos de ellos los resucitaría corporalmente <strong>del</strong><br />

polvo de la tierra y ellos brillarían como estrellas para siempre jamás.<br />

Capítulo 15<br />

Triunfo de la promesa: Tiempos postexílicos<br />

Con la predicción divina, sin embargo, el sorprendente permiso <strong>del</strong> rey persa, Ciro, <strong>una</strong> porción<br />

pequeña de la nación en el exilio volvió a Jerusalén bajo un representante de la casa real davídica,<br />

Zorobabel y el sumo sacerdote Josué. Aunque por dondequiera los persistentes recuerdos de sus<br />

abismales derrotas bajo los babilonios eran demasiado evidentes.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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