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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

El rey prometido<br />

Deuteronomio 17:14–20 expuso cuidadosamente lo siguiente:<br />

Cuando tomes posesión de la tierra que te da el SEÑOR tu Dios, y te establezcas, si alg<strong>una</strong> vez dices: «quiero<br />

tener sobre mí un rey que me gobierne, así como lo tienen todas las naciones que me rodean», asegúrate de<br />

nombrar como rey a <strong>una</strong> de tu mismo pueblo, <strong>una</strong> que el SEÑOR tu Dios elija.<br />

Versículos 14–15<br />

De modo que tener rey, como tal, no estaba ajeno al plan de Dios. Solamente tenía que esperar la<br />

hora propicia y la selección de Dios. Hasta este punto, el gobierno de Israel fue lo que Josefo<br />

denominó <strong>una</strong> «teocracia», 2 en la cual la soberanía y el poder pertenecían a Dios. ¿No cantó Israel<br />

durante el éxodo: «¡El SEÑOR reina por siempre y para siempre!» (Éx 15:18)? Sin embargo, ¿cuándo<br />

se establecería el reinado prometido bajo un sistema teocrático?<br />

El gobernante usurpador<br />

Entretanto, sucedieron varios falsos comienzos. Gedeón recibió <strong>una</strong> oferta de «gobernar» (māšal)<br />

a los israelitas luego de su impresionante victoria sobre los madianitas (Jue 8:22). No solamente sería<br />

su gobernante, sino que la oferta era de naturaleza hereditaria: «Y después de ti, tu hijo y tu nieto.»<br />

Gedeón rehusó todo esto y en su lugar afirmó el principio: «Solo el SEÑOR los gobernará» (v. 23).<br />

El hijo de Gedeón, sin embargo, no fue tan renuente. Después de la muerte de su padre,<br />

Abimélec se convirtió en rey de Siquén (Jue 9:15–18). Este usurpador (que así sería, si Yahvé<br />

hubiera sido el verdadero rey), hijo de <strong>una</strong> esclava, tomó un nuevo nombre (8:31). Martin Buber 3<br />

dice que «dar un nombre» nunca se usa con relación a dar un nombre al niño cuando nace; por el<br />

contrario, siempre se usa el verbo «llamar». Esta expresión significa «dar un nombre nuevo» (cf. 2 R<br />

17:34; Neh 9:7). Si Gedeón le dio un nombre nuevo, lo hizo cuando rechazó la oferta de ser rey,<br />

declarando que su padre Dios era su rey; de este modo Abi, «mi padre», es meleḵ, «rey». Aun así, la<br />

expresión de Jueces 8:31 también se la puede traducir: «Le nombraron» o incluso: «Él se nombró»,<br />

«¡mi padre [antes que yo] fue —en realidad— un rey!»<br />

En Jueces 9:6, la ironía se destaca con claridad donde la raíz de la palabra mālaḵ, «ser el rey o<br />

reinar», aparece dos veces: «coronar como rey a ―padre-rey‖». El experimento terminó en tragedia<br />

para Abimélec y su «reino».<br />

El gobernador rechazado<br />

La generación de Samuel tampoco fue más sabia al exigir un rey antes <strong>del</strong> tiempo debido (1S<br />

8:4–6). Partieron de la falsa base de que Dios no tenía poder para ayudarlos ya que Samuel estaba<br />

viejo y sus hijos corruptos (vv. 1–3). Esto fue otro rechazo al reinado de Dios (8:7; 10:19). El caso<br />

afligió mucho a Samuel (8:6).<br />

A primera vista, la oposición de Samuel parece extraña a la luz de la promesa de Deuteronomio<br />

17:14–20 donde se dieron instrucciones acerca de cómo actuar cuando el pueblo quisiera un rey. Sin<br />

embargo, la oposición tanto de Samuel como de Yahvé fue <strong>una</strong> condenación <strong>del</strong> espíritu <strong>del</strong> pueblo y<br />

de sus motivos para pedir un rey: querían ser «como todas las naciones» en cuanto a tener un rey<br />

(8:5, 20). También fue <strong>una</strong> expresión tácita de incredulidad en el poder y presencia de Dios: querían<br />

un rey que marchara al frente de ellos cuando fueran a la guerra (v. 20).<br />

Dios, bondadosamente, accedió a las peticiones <strong>del</strong> pueblo después que Samuel hizo todo lo<br />

posible para advertirles cuáles serían sus responsabilidades al tener un rey (1S 8:10–19).<br />

Consiguieron lo que pidieron: Saúl. Y este llevó a cabo la tarea que Dios le asignó:<br />

2<br />

Flavio Josefo, Against Apion [Contra Apión], 2. 16. pp. 164–66.<br />

3<br />

Martin Buber, Kingship of God [La monarquía de Dios], 3a edición, rev. y ampliada, trad. Richard Sheimann,<br />

Harper & Row, Nueva York, NY, 1967, p. 74.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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