Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
variedad y multiplicidad <strong>del</strong> texto, como sostenemos, hay un ojo en esta tormenta de actividad, ¡es<br />
necesario demostrar textualmente que ese ojo es el punto de partida <strong>del</strong> canon y reconfirmar por el<br />
texto en el testimonio unido <strong>del</strong> canon que este es el asunto ubicuo, la esperanza central y la medida<br />
constante de lo que es teológicamente importante o normativo!<br />
Este centro que se deriva <strong>del</strong> texto, lo que en el NT llegó a conocerse como «promesa»<br />
(epangelia), se conocía en el AT con <strong>una</strong> constelación de términos. El término más antiguo fue<br />
«bendición». Fue el primer don de Dios a los peces y aves (Gn 1:22) y luego a la humanidad (v. 28).<br />
Para el hombre, esto era más que el don divino de proliferación o «tener dominio». La misma<br />
palabra señala cómo todas las naciones <strong>del</strong> mundo prosperaron espiritualmente a través de Abraham<br />
y su simiente; esto también era parte de la «bendición». Es obvio que se tiene que reconocer este<br />
término como el primero que se emplea para indicar el plan de Dios.<br />
Aun así, había otros términos. McCurley 29 contó más de treinta ejemplos donde el verbo diber<br />
(por lo general traducido como «hablar») significa «prometer». Lo que se promete incluye: (1) la<br />
tierra (Éx 12:25; Dt 9:28; 12:20; 19:8; 27:3; Jos 23:5, 10); (2) bendición (Dt 1:11; 15:6); (3)<br />
multiplicación de la posesión de Dios, Israel (Dt 6:3; 26:18); (4) descanso (Jos 22:4; 1R 8:56); (5)<br />
todas las cosas buenas (Jos 23:15); y (6) un trono y dinastía davídica (2S 7:28; 1R 2:24; 8:20, 24–25;<br />
1Cr 17:26; 2 Cr 6:15–16; Jer 33:14). Véase también el nombre dāḇār («promesa») en 1 Reyes 8:56 y<br />
Salmo 105:42.<br />
A estas «promesas» Dios añadió un «juramento» o «pacto» que hace doblemente segura su<br />
palabra inmediata de bendición y su palabra futura de promesa. Ahora la humanidad tenía la palabra<br />
divina y un juramento divino por encima de aquella palabra (véanse Gn 22; 26:3; Dt 8:7; 1 Cr 16:15–<br />
18; Sal 105:9; Jer 11:5). 30<br />
El caso para este centro, que se deriva por inducción, es aun más amplio que el método por<br />
lexicografia o por vocabulario que hemos seguido hasta aquí. También lo abrazan varias fórmulas<br />
que resumen la actividad central de Dios en <strong>una</strong> frase o dos. Típico es lo que Ilamamos la fórmula<br />
tripartita de la promesa. Esta fórmula llegó a ser el gran sello de toda la teología bíblica de los dos<br />
testamentos. En Génesis 17:7–8 y 28:21, aparece la primera parte de la fórmula que es: «Yo seré tu<br />
Dios, y el Dios de tus descendientes.» Cuando Israel Ilegó a la víspera de constituirse en nación, de<br />
nuevo Dios repitió estas palabras y agregó <strong>una</strong> segunda parte: «Haré de ustedes mi pueblo» (Éx 6:7).<br />
Así Israel se convirtió en «hijo» de Dios, su «primogénito» (Éx 4:22), «mi especial tesoro» (Éx<br />
19:5–6, RVR-95). Por último, en Éxodo 29:45–46 se añadió la tercera parte en relación con la<br />
construcción <strong>del</strong> tabernáculo: «Habitaré entre los israelitas.» Ya está: «Seré tu Dios, ustedes serán mi<br />
pueblo, y habitaré entre ustedes.» Esto se repetirá en parte o por completo en Levítico 11:45;<br />
22:33:25:38; 26:12, 44–45; Números 15:41; Deuteronomio 4:20; 29:12–13; et al. Más tarde apareció<br />
en Jeremías 7:23; 11:4; 24:7; 30:22; 31:1, 33; 32:38; Ezequiel 11:20; 14:11; 36:28; 37:27; Zacarías<br />
8:8; 13:9 y en el NT en 2 Corintios 6:16 y Apocalipsis 21:3–7.<br />
Otra fórmula que se encuentra en Génesis 15:7: «Yo soy el SEÑOR, que te hice salir de Ur de los<br />
caldeos», se enlazó por otra obra de incluso mayor redención: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué<br />
de Egipto» (que se encuentra ciento veinticinco veces en el AT). Otra fórmula más de autopredicción<br />
fue: «Yo soy el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.» Todas estas fórmulas destacan la continuidad entre<br />
el pasado, presente y futuro. Todas son partes <strong>del</strong> plan singular de Dios que sigue en vigencia.<br />
29<br />
Foster R. McCurley, <strong>Jr</strong>., «The Christian and the Old <strong>Testament</strong> Promise» [El cristiano y la promesa <strong>del</strong><br />
<strong>Antiguo</strong> <strong>Testament</strong>o], Lutheran Quarterly [Trimestral luterano], 22, 1970, pp. 401–10, esp. p. 402, n. 2.<br />
30<br />
Gene M. Tucker, «Covenent Forms and Contract Forms» [Fórmulas de pactos y contratos], Vetus<br />
<strong>Testament</strong>um, 15, 1965, en especial pp. 487–503, para el uso <strong>del</strong> «juramento» con promesa.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77