Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
nombre» («pero no por [causa de Israel]», 36:22a; 32a; cf. 36:22b, 32b), vindicaría a Israel<br />
reagrupándolo en su tierra desde todos los países a donde se les esparció. Así, a «través» de Israel<br />
todas las naciones de la tierra reconocerían que Dios llevó a cabo lo que prometió y así su santa<br />
reputación y carácter permanecerían inmaculados.<br />
Aunque eso no era ni la mitad. Más importante aun era que los que vinieran bajo el nuevo pacto<br />
por creencia personal experimentarían lo que Orelli con claridad declaró como:<br />
Limpieza y justificación (v. 25), y nuevo nacimiento positivo a través <strong>del</strong> Espíritu de Dios (v. 26ss.) en<br />
consecuencia de lo cual el pueblo de aquí en a<strong>del</strong>ante sería capaz y estaría dispuesto a guardar los<br />
mandamientos divinos … El Señor mismo debe rociar este pueblo impuro … El corazón humano, la fuente de<br />
toda voluntad e inclinación (Dt 30:6), de todo deseo y esfuerzo no es apto para el servicio a Dios (Gn 8:21),<br />
como toda la historia de Israel demuestra … Dios dará a su aceptado pueblo un nuevo corazón, con relación al<br />
anterior como carne a piedra. Es decir, en lugar de un corazón duro, terco, no receptivo, uno sensible a la<br />
Palabra y voluntad de Dios, receptivo a todo lo bueno, o como dice Jeremías, igual a <strong>una</strong> tabla suave sobre la<br />
que Dios pueda escribir su santa ley. Y el nuevo Espíritu que llene estos receptivos corazones será el Espíritu<br />
de Dios, quien impele a guardar los mandamientos divinos … Cada miembro en particular de él nace de nuevo<br />
<strong>del</strong> agua y el espíritu … Aunque la gloria exterior, que es el fruto de esta obra interior de gracia, se presenta<br />
bajo limitaciones <strong>del</strong> AT (36:28s.), el acto de gracia mismo, <strong>del</strong> cual surge la paz de Dios, se ve con divina<br />
claridad. 2<br />
No es extraño que Cristo se maravillara de que Nicodemo no supiera sobre el nuevo nacimiento y<br />
la obra <strong>del</strong> Espíritu Santo (Jn 3:10). Como un maestro de los judíos, debió haber estado familiarizado<br />
con este pasaje y, por lo tanto, con su enseñanza. El Señor mismo Señor podría limpiar a los<br />
hombres. Así que por medio <strong>del</strong> Espíritu Santo hizo un trasplante de corazón en ellos y les dio un<br />
nuevo nacimiento. Las actividades relacionadas con el Espíritu se enumeraron ya en Joel 2:28–32 e<br />
Isaías 42:1; 44:3; 59:21. Por consiguiente, un pueblo purificado habitará <strong>una</strong> vez más en <strong>una</strong> tierra<br />
purificada, igual al jardín de Edén (36:35), donde la bendición edénica reinará otra vez sin reto (vv.<br />
37–38).<br />
Un Israel restaurado y reunificado<br />
Es muy probable que el valle donde Ezequiel recibió la visión de los huesos secos en Ezequiel<br />
37:1 fuera el mismo lugar en que recibió su primera revelación de la inminente destrucción de<br />
Jerusalén (3:22). Si es asi, el libro comienza y termina de <strong>una</strong> manera singular.<br />
Los huesos secos esparcidos eran toda la casa de Israel (37:11), a quien Ezequiel se le dio el<br />
frustrante mandamiento de «profetizar» (v. 4). Cuando obedeció, el milagro de la reorganización<br />
ocurrió mediante la predicación de la palabra de Dios y la poderosa obra de Dios.<br />
Sin embargo, a pesar de la restauración, estos hombres aún no tenian vida, ¡estaban muertos! Por<br />
lo tanto, se le dijo a Ezequiel que «profetizara» otra vez, y el aliento y la vida vino a los muertos<br />
(37:9).<br />
La enseñanza se dio expresamente por Ezequiel 37:12–14:<br />
Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel … Pondré en ti mi<br />
aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra.<br />
Así que, como a Adán se le sopló el hálito de vida en su nariz y se convirtió en un «ser viviente», así<br />
seria restaurado Israel. Este pasaje, por lo tanto, no analiza la doctrina de resurrección personal<br />
corporal, sino la resurrección nacional.<br />
Más aun, los dos hermanos separados, las diez tribus <strong>del</strong> norte de José y Efraín y las dos tribus<br />
<strong>del</strong> sur de Judá y Benjamín, se reunificarían bajo un nuevo David en aquel día de resurrección<br />
nacional de acuerdo a Ezequiel 37:15–28. En ese pasaje se le dijo a Ezequiel que uniera dos varas,<br />
marcadas con Judá y José respectivamente, en <strong>una</strong> (vv. 16, 19). Entonces de nuevo, por primera vez<br />
desde 931 a.C., serán «<strong>una</strong> sola nación» (v. 22a), bajo «un solo rey» (v. 22b), con un solo Dios (v.<br />
2<br />
C. von Orelli, The Old <strong>Testament</strong> Prophecy of the Consummantion of God’s Kingdom Traced in its Historical<br />
Development, trad. J. J. Banks, T.&T. Clark, Edimburgo, 1889, p. 322 (itálicas suyas).<br />
http://es.scribd.com/Benami_77