Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
La teología <strong>del</strong> libro 7 se mueve en torno a la extensión de la gracia de Dios a los gentiles. Es otra<br />
ampliación de Génesis 12:3. Mucha de su enseñanza se centra en el carácter de Dios como se reveló<br />
en Éxodo 34:6. Como se le recuerda a Jonás en Jonás 4:2, el Señor es misericordioso, lento para la<br />
ira y abundante en gracia (ḥeseḏ). Yahvé es el creador de todo (1:9) y el rector de todos los asuntos<br />
de la vida, como se demuestra en su control <strong>del</strong> mar (v. 15) y en su especial designación de un<br />
enorme pez (v. 17), <strong>una</strong> planta (4:6), un gusano (v. 7), un viento oriental abrasador (v. 8). Su poder<br />
no lo limitaba nada, era el Juez de la tierra (Gn 18:25). Era el principal actor en este libro y la suya<br />
era la primera palabra, según Jonás 1:2, y la última palabra (4:11).<br />
Nínive le costó al único Dios viviente pena y esfuerzo sin fin. Por lo tanto, ¿por qué no tendría<br />
lástima de ella como Jonás tuvo de la calabacera (q qāy n), la que en contraste no le costó ni<br />
esfuerzo ni labor? La forma elíptica de estos dos versículos es mucho más gráfica cuando se ve<br />
frente a la clara teología <strong>del</strong> libro: Dios hará que los gentiles también tengan su gracia. Por<br />
consiguiente, igual que Jonás afirma en su confesión de fe en 1:9: «Yo temo a Yahvé», también los<br />
marineros politeístas «temieron al Señor extremadamente» y «ofrecieron un sacrificio a Yahvé e<br />
hicieron votos» (1:16).<br />
Asimismo afirmaron los ninivitas la soberanía de Dios en 3:9, diciendo: «¡Quién sabe! Tal vez<br />
Dios cambie de parecer y aplaque el ardor de su ira.» Nínive recibió perdón <strong>del</strong> mismo modo que<br />
Jonás se salvó de ahogarse: el argumento de su oración de acción de gracias en Jonás 2, la cual se<br />
llenó de citas <strong>del</strong> Salterio.<br />
En el plan divino no era nuevo salvar gentiles. Dios lo estuvo haciendo por mucho tiempo, en el<br />
caso de Melquisedec, la multitud de Egipto, Rajab, Rut y otros de su clase. También eran objeto de<br />
su misericordia como dijo Amós 9:7. Ahora Nínive podría también pretender esa misma distinción.<br />
Gobernador de Israel: Miqueas<br />
Igual que su contemporáneo Isaías, Miqueas enfatizó lo incomparable de Dios. Como para<br />
anticipar su ministerio, su nombre significa: «¿Quién es igual a Yah[vé]?» Su mensaje también<br />
concluye con la misma pregunta: «¿Qué Dios hay como tú que perdone la maldad?» (7:18). Yahvé<br />
era «el Señor de toda la tierra» (4:13) y esto era evidente, como con la mayoría de los profetas, en la<br />
combinación dual de obras divinas: juicio y salvación. En tres mensajes, cada uno empezando con<br />
«escuchen» (1:2; 3:1; 6:1), Miqueas censuró fuertemente el pecado de Israel y Jacob. Sus pecados<br />
recorrieron la gama de iniquidades incluyendo idolatría (1:7a), prostitución (v. 7b), avaricia (2:1–2),<br />
perversión de la verdadera doctrina y religión (2:6–9; 6:2–7), falsos profetas (3:5–6), ocultismo (v. 7)<br />
y presunción (vv. 9–11). Quebrantaron sin cesar los Diez Mandamientos: la llamada segunda tabla<br />
(6:10–12) y la primera tabla (vv. 13–15).<br />
Sin embargo, Dios intervendrá. El vocabulario de teofanía, completo con los ahora familiares<br />
asuntos de temblores de tierra y fuego, abrió la profecía en 1:2–4. Yahvé vendría a destruir el reino<br />
<strong>del</strong> norte y su capital, Samaría. Esta intervención local fue el principio <strong>del</strong> juicio de Dios, el cual<br />
siempre empezó en su casa, pero la misma cólera e ira obrarían en todas «las naciones que no me<br />
obedecieron» (5:15).<br />
Con todo, Miqueas no fue más capaz de establecer allá su caso que cualquier otro profeta de<br />
juicio y condenación. También terminó cada <strong>una</strong> de sus tres secciones con esas vislumbres de<br />
resplandeciente esperanza que destellaban con los antiguos hilos de la promesa. De este modo<br />
Miqueas 2:12–13 fue la primera palabra de tal esperanza. Tan súbito fue este viraje de ciento ochenta<br />
grados, que la mayoria no puede ver cómo el mismo profeta podía cambiar tan rápido de sus palabras<br />
de destrucción. Aunque Leslie Allen 8 mostró que esta palabra es similar a <strong>una</strong> acreditada a Isaías en<br />
7<br />
Para <strong>una</strong> buena evaluación completa <strong>del</strong> libro, véase John H. Stek, «The Message of the Book of Jonah» [El<br />
mensaje <strong>del</strong> libro de Jonás], Calvin Theological Journal 4, 1969, pp. 23–50.<br />
8<br />
Leslie Allen, The Books of Joel, Obadiah, Jonah and Micah, Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1976, p 301.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77