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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

mano de Dios. El hombre estaba tan ligado a la tierra que así como fuera su suerte, sería la de la<br />

naturaleza; y la mujer, de igual modo, estaba ligada al hombre porque fue «sacada <strong>del</strong> hombre».<br />

Sin embargo, ambos poseían el don más alto que se dio a cualquier orden de la creación: la<br />

imagen de Dios. Tanto el hombre como la mujer tuvieron igualmente esta distinción, la más alta<br />

asignada hasta ahora a la creación. Solo más tarde en términos precisos en el NT se aclara el<br />

contenido de esta imagen (p.ej., conocimiento: Col 3:10; justicia y santidad: Ef 4:24). En la narración<br />

de Génesis el contenido preciso de la imagen es menos específico. Lo vemos expresado en conceptos<br />

tales como la posibilidad de tener compañerismo y comunicación con Dios, el ejercicio <strong>del</strong> dominio<br />

confiable y el liderazgo sobre la creación propiedad de Dios y, de que en cierta manera aún no<br />

especificada, Dios es el prototipo <strong>del</strong> cual el hombre y la mujer son simples copias, réplicas (ṣelem,<br />

«tallada o estatua labrada o copia») y facsímiles (d e mûṯ, «semejanza»). 3<br />

Palabra de bendición<br />

A la palabra de creación le siguió <strong>una</strong> de bendición. Por consiguiente, a todas las criaturas <strong>del</strong> mar y<br />

<strong>del</strong> aire se les dotó las capacidades reproductoras y se les encargó <strong>una</strong> misión divina:<br />

Y los bendijo con estas palabras:<br />

«Sean fructíferos y multiplíquense;<br />

llenen las aguas de los mares,<br />

¡que las aves se multipliquen sobre la tierra!»<br />

Génesis 1:22<br />

La humanidad posee esta parte de la bendición con el orden creado que se menciona en el capítulo<br />

22, pero es obvio que <strong>una</strong> parte adicional de nuestra bendición parece proceder de la dádiva de la<br />

imagen de Dios. En los versículos 26 y 28 se usan términos casi idénticos para ampliar <strong>una</strong> parte de<br />

la imagen que fue primordial en la mente de Dios cuando con tanta gracia bendijo a la primera<br />

pareja; ellos iban a dominar y someter toda la creación (v. 28).<br />

Por supuesto, la misión divina de «someter» (kāḇaš) y «dominar» (rāḏâh) no era <strong>una</strong> licencia<br />

para que la humanidad abusara de los órdenes creados. El hombre no iba a ser un matón y ley para sí<br />

mismo. Sería solo el virrey de Dios y, por lo tanto, tendría que rendir cuentas a Dios. ¡La creación<br />

beneficiaría al hombre, pero el hombre seria de utilidad para Dios!<br />

Una vez más llegó la palabra divina de bendición: «Dios bendijo el séptimo día y lo santificó,<br />

porque en ese día [él] descansó (Šāḇaṯ) de toda su obra creadora» (Gn 2:3). Al día se le llama sábado<br />

(Šāḇāṯ) porque en él se conmemora el descanso de Dios (Šāḇaṯ) de su trabajo. De este modo la<br />

historia tiene la primera de las tres grandes señales que se encuentran en la revelación: (1) el sábado;<br />

(2) el «todo se ha cumplido» <strong>del</strong> Salmo 22:31; Juan 19:30 (la división entre la redención prometida y<br />

la redención efectuada); y (3) el «ya todo está hecho» de Apocalipsis 21:6 (¡la división entre la<br />

historia y la eternidad!).<br />

Así, Dios santificó el séptimo «día» cómo un memorial perpetuo de la terminación <strong>del</strong> universo y<br />

de todo lo que hay en él. Su «descanso» sería símbolo para el hombre tanto en su propio ritmo de<br />

trabajo y cesación de la labor, como para sus esperanzas eternas. Este final fue tan decisivo que el<br />

escritor también «para» de repente su narración de los hechos; no concluye con la frase esperada: «Y<br />

fue la noche y la mañana el séptimo día»<br />

3<br />

La literatura sobre la imagen de Dios es enorme. Alg<strong>una</strong>s de las contribuciones más representativas pero<br />

recientes son: D.J.A. Clines «The Image of God in Man» [La imagen de Dios en el hombre], Tyndale Bulletin<br />

19, 1968, pp. 55–103; James Barr, «The Image of God in the Book of Genesis—A Study in Terminology» [La<br />

imagen de Dios en el libro de Génesis—Un estudio en la terminología], Bulletin of John Ryland’s Library<br />

[Boletín de la Biblioteca John Ryland], 51, 1968, pp. 11–26.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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