Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
En momentos cruciales en su historia, Dios se dirigió a estos hombres directamente con palabras<br />
habladas (Gn 12:1, 4; 13:14; 15:1; 21:12; 22:1) con la fórmula preliminar de «vino a mi palabra <strong>del</strong><br />
Señor» o el «Señor me dijo». Por lo tanto, no fue solo a Moisés a quien Dios habló claramente «cara<br />
a cara» (Nm 12:6–8), sino a Abraham, Isaac y Jacob.<br />
Aun más asombroso fue que el mismo Señor apareció (lit. «se dejó ver» [wayyērā’]) por esos<br />
hombres en lo que después se ha llamado teofanía (Gn 18:1). La realidad de la presencia <strong>del</strong> Dios<br />
viviente subraya la importancia y autenticidad de sus palabras de promesa, consuelo y dirección.<br />
Estas apariciones conocidas también como epifanías, conectaron íntimamente al hombre, Dios y sus<br />
propósitos para las personas. Los tres patriarcas experimentaron el impacto de la presencia de Dios<br />
en sus vidas (12:7; 17:1; 18:1; 26:2–5, 24; 35:1, 7, 9). Cada aparición de Dios marcó un desarrollo<br />
mayor en el progreso de la revelación así como en las vidas de estos hombres. Allí nuevamente él<br />
«bendeciría» a los hombres, les daría un nombre nuevo o los enviaría a <strong>una</strong> misión que implicaría<br />
consecuencias mayores para los patriarcas si no para el esquema completo de la teología que<br />
seguiría.<br />
Asociada con estas teofanías estaba la manifestación <strong>del</strong> «Ángel <strong>del</strong> Señor» (Gn 16:7). 2 La<br />
identidad de este Ángel parece ser más que un mensajero angélico de Dios. Con mucha frecuencia<br />
recibió el respeto, la adoración y el honor reservados solo para Dios; aunque a él sin cesar se le<br />
distinguía de Dios. Su papel y apariencia son todavía más obvios en el período de los jueces; sin<br />
embargo, tampoco son pocas las referencias en este período (16:7–11; 21:17; 22:11–18; 24:7, 40;<br />
31:11, 13; 32:24–30; 48:15–16). De este modo, tenía identidad con Dios; launque también lo envió<br />
él! Quizá sería demasiado decir que los patriarcas lo consideraron como equivalente a <strong>una</strong><br />
Cristofania. Sin embargo, <strong>una</strong> cosa es cierta, no era el Dios invisible. Y actuaba y hablaba como el<br />
Señor. Al parecer, allí descansó el asunto hasta que la revelación aclaró el enigma.<br />
Durante esta era Dios también habló por medio de sueños (ḥ a lôm, Gn 20:3; 31:10–11, 24; 37:5–<br />
10; 40:5–16; 41:1–32) y visiones (maḥ a zeh, mar’ōṯ: 15:1; 46:2). La visión era un medio claro de<br />
comunicar un conocimiento nuevo a Abraham en un escenario extraordinario en el que era<br />
consciente de un panorama completo de detalles (cap. 15). Asimismo, Jacob experimentó <strong>una</strong> visión<br />
similar que le instaba a bajar hasta Egipto (cap. 46). Los sueños, sin embargo, se distribuyeron<br />
ampliamente a personas tales como el rey filisteo Abimélec, al tío de Jacob, a Labán, al copera y al<br />
panadero egipcios, al faraón y al joven e inexperto José. En tales ocasiones el énfasis estaba en el<br />
sueño como tal; su interpretación o revelación no era parte integrante de esta forma que Dios tenía de<br />
dirigirse a los hombres y a las naciones.<br />
Palabra de promesa<br />
¡Qué valor tan alto otorgó esta era al carácter innovador y beneficioso de esta palabra! Desde el<br />
mismo comienzo de Génesis 12:50, el acento cayó sobre la palabra de promesa y bendición de Dios.<br />
Para Abraham esta promesa apareció en cuatro etapas de desarrollo. Estas se encuentran en Génesis<br />
12:1–3; 13:14–16; 15:4–21 y 17:4–16 (quizá también se pudiera añadir 22:15–18).<br />
El contenido de esta promesa era básicamente triple: <strong>una</strong> simiente, <strong>una</strong> tierra y <strong>una</strong> bendición<br />
para todas las naciones de la tierra. Si se pudiera seleccionar un énfasis en esta serie, el orgullo de<br />
lugar iría como último artículo. En cinco ocasiones separadas se designó a los patriarcas como<br />
bendición para todas las naciones: Abraham en Génesis 12:3; 18:18 y 22:17–18; Isaac en 26:3–4; y<br />
Jacob en 28:13–14. En verdad, la bendición a escala mundial era el propósito total de la primera<br />
declaración de la promesa en 12:2–3.<br />
Aun antes de que apareciera cualquier vocabulario técnico acerca de entrar en un pacto, Dios<br />
prometió entrar en <strong>una</strong> relación con Abraham que lo beneficiaría tanto a él como a todas las naciones<br />
2<br />
Véase Aubrey R. Johnson, The One and the Many in the Israelite Conception of God [El uno y los muchos en<br />
el concepto israelita de Dios], University of Wales Press, Cardiff, Gales, 1961, pp. 28–33.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77