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Su historia y su obra

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pueblos coaccionados o incitados por el clero regular. ¿Hubo también una alienación,<br />

respecto del régimen liberal, por parte de aquellos hacendados más ricos e influyentes en<br />

los pueblos, que hasta entonces habían impulsado la ofensiva antiseñorial? Así se ha<br />

sostenido, explicando el hecho como re<strong>su</strong>ltado de una decepción por el alcance limitado de<br />

la legislación liberal, que mantuvo las exacciones señoriales aunque <strong>su</strong>primiera las leyes<br />

jurisdiccionales y los derechos “feudales” (42). En todo caso, la orientación hacia el<br />

absolutismo parece más segura en las capas más pobres del campesinado, y es notable que<br />

esta rebeldía primitiva coincida en el tiempo con la protesta —también campesina— de un<br />

primer proletariado industrial. Ello <strong>su</strong>cedió, como es natural, en Alcoy, el único foco de<br />

“revolución industrial”, donde los aldeanos que componían el proletariado del “putting<br />

mit”, reaccionaron de modo violento y primario ante los inicios de mecanización. El 2 de<br />

marzo de 1821 unos mil doscientos obreros-campesinos asaltaron las fábricas de Alcoy y<br />

destruyeron las máquinas de hilar y cardar que se habían importado; a fines de año hubo<br />

otra tentativa, y en julio de 1823 un choque mayor, con heridos. También este problema<br />

social se implicó en la pugna liberal-absolutista, pues ambos partidos trataron de<br />

explótarlo políticamente (43). Es en este ambiente de amplio desasosiego rural donde la<br />

guerrilla realista pudo crecer y organizarse bien, sobre todo desde que la dirigió, a fines de<br />

1822, el ilicitano Rafael Sempere, que llegó a mandar unos dos mil hombres con los que<br />

pudo ocupar, en el año siguiente, Lucena, Segorbe y Sagunto, e incluso sitiar por dos veces<br />

la ciudad de Valencia. La campaña de Sempere enlazó con la llegada del ejército francés<br />

del duque de Angulema, venido a España para restaurar el absolutismo, y fue<br />

acompañado de tropas francesas cuando aquel guerrillero entró en la capital el 13 de junio<br />

de 1823.<br />

Dados los antecedentes de radicalismo político, la “década absolutista” de 1823 a<br />

1833 mostró en Valencia <strong>su</strong>s peores características, comenzando ya con una represión<br />

ordenada por la “Junta <strong>Su</strong>perior Gubernativa” (que había creado Sempere) y ejecutada<br />

por unos tribunales llamados “de purificaciones” y “de Seguridad Pública”, y más tarde<br />

por un comisionado regio. También hubo una versión de la sociedad secreta ultrarrealista<br />

“El ángel exterminador”, aquí denominada “La Eliana” en honor a Elío. Por otra parte,<br />

la Inquisición fue restablecida bajo el nombre de Junta de Fe, y a ella correspondió la<br />

ejecución del maestro de Ruzafa Cayetano Ripoil (31 de julio de 1826), que provocó un<br />

escándalo internacional. Mientras se desarrollaba el “terror blanco”, los liberales<br />

valencianos exiliados anudaban un plan revolucionario tras otro, desde Gibraltar o desde<br />

Londres, que llegó a ser el centro de la emigración política española (44), siendo los más<br />

activos los Bertrán de Lis, que estaban ligados política y comercialmente con Mendizábal.<br />

Pero todas <strong>su</strong>s tentativas fracasaron, pues los Voluntarios Realistas vigilaban para<br />

mantener el absolutismo en el campo —donde siguió imperando la pobreza, el<br />

contrabando y el bandolerismo (45)— y en la ciudad, donde la situación no era mejor: cii<br />

1826 el Capitán General José O’Donnell procuró paliar la miseria dando trabajo en la<br />

reconstrucción de San Pío V a los ochocientos mendigos que vagaban por las calles (46).<br />

Al año siguiente inició <strong>su</strong> mando el general Francisco Langa, cuya gestión más<br />

conciliadora coincide con el giro que Fernando VII dio a <strong>su</strong> política, buscando cierta<br />

aproximación a la burguesía para remediar la crisis económica y financiera de la nación.<br />

Tal vez a ello se debió que no se manifestara apenas en Valencia la reacción “ultra” contra<br />

esa política; pero las condiciones para la revolución liberal y la revuelta campesina seguían<br />

presentes, como se verá desde 1833.<br />

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