Su historia y su obra

De cara al futuro, en el que ya nos encontramos inmersos, hay que dejar bien
puntualizado qué es lo que a la Caja de Valencia atribuye el carácter y qué es lo que, por
estar en pugna con ese carácter, la puede desnaturalizar con pérdida de su prestigio. El
problema interesa, no sólo a cuantos participan en la administración y dirección de esta
institución sino, además, a las autoridades y a cuantos con sus juicios individuales de
meros ciudadanos, clientes o no, contribuyen a formar ese juicio colectivo que constituye
el concepto público de la Institución y es base de su crédito ante la opinión general.
En ningún caso, evidentemente, la acción social de nuestra Institución ha invadido
el campo de la beneficencia social del Estado ni de la provincia o del municipio. En todo
caso las obras sociales de nuestra Caja tienen,o han tenido, el carácter de precursoras,
supletorias y complementarias de la acción oficial, dado que su fin primordial es la
cooperación simultánea con aquellas corporaciones y, a lo sumo, su carácter de acción
puntera o piloto en actividades sociales todavía no asumidas de modo pleno por la gestión
oficial.
De otra parte, el patrimonio actual de la Caja ha desplegado sus alas de un modo
inaudito desde el comienzo de las actividades de la Entidad en 1878, con unas tasas de
crecimiento permanentes que, al llegar el crucial año 1957, adquieren un fuerte impulso,
que las sitúa en un promedio anual del veinticinco por ciento acumulativo. La cifra global
de saldos de ahorro en el año del Centenario sobrepasa con creces la cantidad de cien mil
millones de pesetas.
Esta alta cota alcanzada en el montante de los recursos sociales ha venido,
obviamente, acompañada de una expansión territorial, que ha ocupado gran parte de la
provincia de Valencia y ha cubierto significativas comarcas de la provincia de Albacete,
principalmente.
Coincide el año de celebración del Centenario de la Caja, con la plenitud de la
creación y funcionamiento de los Organos Rectores que establece el Real Decreto 2290/77
de 2 de agosto, que marca un hito importante en la historia de las Cajas de Ahorros
españolas.
Así hemos podido asociar a los actos conmemorativos a los Consejeros Generales
integrantes de la Asamblea General, de cuyo seno se nutre el Consejo de Administración y
las Comisiones de Obras Sociales, de Control y la Revisora del Balance, junto con el
Director General.
Sabemos que Valencia, y en general nuestra zona operativa, esperan mucho de esta
institución de ahorro que naciera hace cien años. Estamos satisfechos del camino
recorrido, pues consideramos que hemos sido fieles al espíritu de los fundadores, a cuya
memoria insigne rendimos el tributo de gratitud que merece su visión de futuro y su
trabajo y sacrificio. Pero somos conscientes de que en estos momentos hemos de saber
interpretar con mayor atención y celeridad, para adaptar nuestros servicios a la demanda
social, las cambiantes estructuras socioeconómicas de nuestro entorno.
Por ello, en la nueva singladura que se inicia en los albores del segundo centenario
de la Caja de Ahorros de Valencia, hacemos firme promesa de no decaer en este sentido de
servicio que ha caracterizado siempre a quienes como Consejeros, Jefes o empleados
fueron cubriendo la larga andadura de esos cien años con entrega y afán de servicio. A
todos ellos y a los clientes anteriores y actuales de la Caja quiero dejar constancia de
reconocido agradecimiento.
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