Su historia y su obra

cargo,fuera puesto a prueba en los múltiples problemas que para la Entidad y para
Valencia originó la riada. Pero esa catástrofe le dio oportunidad de conocer muy
profundamente el temple y valía de los Jefes y Empleados de la Institución, que dieron
pruebas de una entrega, en ocasones heroica, para llevar alimentos y medicinas a quienes
se encontraban aislados por la riada en el edificio Central de la Caja; realizando todos
aquellos trabajos que permitieron que en breves días, tras abrirse paso entre el barro, se
prestaran a colaborar en la recuperación y restauración de documentos, máquinas y
enseres de todas clases cubiertos por las aguas y el barro en los sótanos y vestíbulos de
operaciones de la Sede Central, así como en varias Oficinas de la Caja.
No tan sólo la Caja resolvió sus propios problemas con rapidez, sino que brindó su
cooperación a la Junta de Autoridades de Valencia distribuyendo, a través de un servicio
especialmente dedicado a ello, las cuantiosas sumas que la suscripción nacional
pro damnificados de la riada volcó en torrente de generosidad sobre Valencia, de
aportantes tanto españoles como extranjeros. La actuación altamente meritoria de la Caja
en favor de Valencia, que se complementó con la concesión de préstamos para restaurar
las actividades que habían sufrido daños en la riada, mereció el reconocimiento del
Ayuntamiento de la Ciudad, que otorgó a la Caja la Medalla de la Gratitud de Valencia
con carácter Colectivo y a su Director Don José Joaquín Viñals la misma condecoración a
título individual, en reconocimiento al destacado papel que había tenido en las tareas de
ayuda desde los primeros momentos de la catástrofe.
El Ministerio de Hacienda, que ejercía el Protectorado de las Cajas de Ahorros,
reconoció la labor meritoria y altamente valiosa desarrollada en los más variados campos
por parte de la Caja con ocasión de la riada, concediéndole la Medalla al Mérito en el
Ahorro con carácter Colectivo. Hemos de dejar constancia de la notoriedad que supuso
para la Caja de Valencia el hecho de la riada, que hizo exclamar al Director Sr. Viñais
ante todos los Jefes y Empleados reunidos, al darles las gracias por su abnegada
colaboración, que “si Valencia no aprovecha para hacer su milagro alemán, renaciendo
con nuevos bríos, tras esta dura prueba sufrida, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de
Valencia hará este milagro, iniciando desde ahora una nueva etapa tendiente a lograr su
total reestructuración funcional”.
El Ayuntamiento de Valencia autorizó a la Caja de Ahorros que se adoptara como
enseña de la Institución la gloriosa Senyera, que fue bendecida en acto especial por el
Arzobispo de Valencia, con asistencia de todas las Autoridades de Valencia y el
Subdirector General de Ahorro e Inversiones.
Recordando siempre que las distinciones reclaman méritos, la Entidad realizó una
visita con todos los asistentes al acto a la Asociación Valenciana de Caridad y allí se
descubrió una lápida que enaltece el patrocinio ejercido por la Caja Valenciana con
aquella Institución. Fueron inauguradas también ciento cincuenta y cinco viviendas y
veinte despachos comerciales, correspondientes al segundo grupo de locales que la Caja
levantaba en Chirivella. Así, un honor colectivo fue glorificado con otro acto que
significaba desprendimiento colectivo. En ese mismo año acababa felizmente la entrega a
los damnificados de los donativos de la Junta de Reparto Pro Damnificados.
La obra de la Caja se iba extendiendo con eficacia y realismo por toda la provincia.
En vista de ello numerosos Ayuntamientos, entidades y empresas valencianas solicitaron
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