Su historia y su obra

NOTAS
(1) Pérez Pucha!, P.: “Geografía de lapoblación valenciana”. V., 1976, p. 36-37. Corrigiendo adecuadamente
las cifras del’ ‘censo” de Larruga de 1797, se obtendría un total de 907.500 habitantes para el Reino de Valencia,
lo que significa que su población habría pasado de ser el 5 ‘25 por 100 de la española en 1714 a ser el 7’8 por 100
en 1797. Este rápido crecimiento se explic&1por el factor inmigratorio: Bustelo, F.: “La població del País
Valencialsegle XVIII”, en “Recerques” n°5 (1975), p. 73 y SS.
(2) M. Ardit escribe que “los principales beneficiarios de la renta de la tierra en el País Valenciano, la nobleza y
la Iglesia, verán sus rentas por término medio cuadruplicadas o quintuplicadas en sólo sesenta años, es decir,
entre 1841 y 1800. Pero, junto a ellos, la clase de propietarios o enfiteutas agrícolas con excedentes negociables
se beneficiará, no sólo del alza de los precios sino de la de las rentas, en tanto que arrendatarios de la percepción
de diezmos, derechos del Real Patrimonio o prestaciones señoriales, inversiones rentables que movilizaron gran
número de capitales agrícolas...” (“Revolución burguesa y revuelta campesina (1789-1840)”. Tesis doctoral
inédita: V, 1974, p. 257-8. Algunos de los principales aspectos de esta sólida tesis han sido sintetizados en el.
trabajo del mismo título incluido en “Siete temas sobre Historia Contemporánea del País Valenciano”.
V. 1974). Recientemente, la importante obra de Ardit se ha publicado con el título de “Revolución liberal y
revuelta campesina” (Barcelona, 1977).
(3) Ardit, “Siete temas... “, p. 100-101. V. Martínez Santos señala “Card i creu de la sedería de Valencia,
1750-1800”, en “Argiiments”, n° 2 (1975), p. 44 que la vinculación directa de la sedería valenciana al mercado
americano se debió al establecimiento de una “casa-fábrica” de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, y a la
liberalización del comercio con América desde 1778.
(4) “Sedería e industrialització. El cas de Valncia”, en “Recerques”, n° 5 (1975), p. 111 y ss.
(5) Teixidor de Otto, Mj.: “Funciones y deirrollo urbano de Valencia”. V., 1976, p. 52. Martínez Santos
consigna (“Caray creu... “, p. 39 y 42-43) que en 1797 había eñla ciudad 3.762 telares, de los cuales 2.245
estaban en funcionamiento y 1.481 parados. El número de estos últimos variaba según los precios de la materia
prima que determinaba la calidad de las cosechas. Conviene precisar que los talleres de seda “de lo ancho”, es
decir, del Arte Mayor, no llegaban en todo el País Valenciano a los 4.000.
(6) Aracil (R.) y García Bonafé (M.): “Els inicis de la industrialització en Alcoi”, en “Recerques”, n° 3 (1974),
p. 23 y ss. A partir de 1750, y hasta 1825-35, la manufactura alcoyana se hallaría en una fase de acceso a la
industrialización moderna en la que se pondría fin al “putting-out”, y desde las últimas fechas su desarrollo
tendría ya los caracteres de centralización fabril y de mecanización; además, desde 1750 habría una
diversificación industrial al surgir la industria papelera. (Los mismos autores estudian el tema más ampliamente
en “Procis industriald’Alcoi”, V., 1974).
(7) En sus clásicas “Observaciones sobre... Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia”,
Cavanilles señala la existencia de diversos focos industriales localizados normalmente en zonas agrícolas pobres,
como el Alto Maestrazgo, pero su futuro se quebró casi siempre por falta de capitales, habiéndose calificado
como notorio en este sentido el caso de Enguera y de varios pueblos del valle de Cofrentes (Aracil y García
Bonafé, ob. cit., p. 40-41). Si hemos de creer al “Censo de la Riqueza Temtorial e Industrial de España” de
1799 (cit. por Teixidor, p. 166), en esta fecha había en todo el Reino de Valencia un total de 16.767 obradores
industriales ocupando a 39.202 operarios, y de los cuales más de 15.000 pertenecían al sector sedero, al lanero y
al de curtidos.
(8) SanchisGuarner, M.: “La ciutat de Valinciiz”, V., 1976, p. 358.
(9) Aunque es evidente que quedan no pocos problemas en pie respecto a la situación del campesinado
valenciano en los siglos XVIII y XIX, no parecen suficientemente fundamentados los escnipulos deJ. A. Tomás
Carpi (“La economía valenciana: modelos de interpretación”, V., 19, 76, p. 48 y ss.) sobre la fiabilidad de las
fuentes que nos hablan de sus malas condiciones económicas.
(10) Por otra parte, si el arrendamiento enfitéutico de tipo hereditario dominaba en la Huerta de Valencia, en
otras comarcas de lo que hoy forma la provincia valenciana estaba muy extendido el contrato de aparcería, es
decir, la obligación de entregar una parte de la cosecha al propietario del campo. Véase: Burriel de Orueta, E.:
“La Huerta de Valencia. ZonaSur”. V. 1971, p. 315-16.
(11) “...El enfiteuta privilegiado de pueblo de señorío... cobró conciencia de su explotación y se enfrentó al
señor territorial, su principal competidor en el reparto de los beneficios de la tierra y que, sin trabajarla, se
llevaba la mejor parte”. (Ardit, M. y Cucó, A.: “Aportación al estudio de la reacción señorial en el País
Valenciano afinales del sgloXVIII”, en “Saitabi”, XXI (1971), 123.
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