Su historia y su obra

CUADRO NUM. 1
Importe total de los daños originados por la riada en los sectores estudiados:
Cifras en pesetas
Agricultura 760.785.880
Industria 595.846.970
Comercio 376.635.954
Vivienda (Coste de reposición o reparación) 1.850.000.000
Edificaciones industriales (Coste de reposición o reparación) 48.716.000
TOTAL 3.631.984.804
3.7.— LA CAJA DE AHORROS ANTE LA RIADA
La Caja de Ahorros, al decir de Las Provincias (22), era una balsa de agua hasta la
altura de su primer piso. En ella quedaron cercados algunos miembros de su personal. Al
iniciarse rápidamente las operaciones de rescate, para entrar en ella hubieron de ser
utilizadas barcas, que consiguieron llegar a la puerta de entrada del edificio de la
Glorieta. Las aguas se remontaban sobre los seis escalones que tiene la puerta principal y
las barquichuelas se acercaron hollando con su quilla la techumbre de automóviles
arrumbados por el temporal.
Sufrió la inundación en su Central y en las Sucursales y Agencias extendidas en el
polígono urbano. Rescatar del agua y del barro los libros de Cuentas y Balances, miles y
miles de documentos, Valores en depósito, fondos, máquinas, muebles y, en general todo
el Archivo documental guardado en sus sótanos, lavarlos, secarlos con exquisito cuidado
hasta hacerlos medianamente servibles, sobre todo cuando eran ejemplares únicos, fue
obra de jornadas intensivas y dedicación abrumadora.
Para toda esta labor, de momento, no pensemos en medios mecánicos; averiados o
enmohecidos, todos estaban inservibles. La mano y el esfuerzo físico suplieron en
principio la mecánica. Esta imprescindible labor de limpieza para la habilitación del
edificio, materiales y documentación duró unos veinte días. Conscientes los órganos de la
Caja de que para la obra de reconstrucción en la capital y provincia su presencia era
necesaria, no dieron paz a la mano a fin de que en plazo breve pudieran atender con la
misma entrega, disponibilidad y eficacia que antes de la riada, las previsibles demandas
de los sectores agrícolas y ganaderos, de la industria y del comercio, que antes de la
catástrofe hemos visto, se hallaban en condiciones de atención por las quiebras
climatológicas. Todo, sin embargo, ahora, llevaría un signo clasificatorio: antes de la
riada y después de la riada. Lo nuevo tendrá mayor amplitud que lo reconstruido, lo recién
creado impondría su marchamo sobre lo antiguamente estructurado.
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