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Su historia y su obra

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tierras de secano e inmuebles en la Huerta de Valencia, el alto Turia y la Ribera Alta (50).<br />

Lo que ofrece mayor interés es conocer qué sectores sociales se beneficiaron de la<br />

operación, figurando en primer lugar la burguesía urbana, seguida en algunas comarcas<br />

de los medianos y pequeños propietarios. Bajo la denominación de “burguesía urbana” se<br />

incluyen grupos más ricos, como los proveedores del ejército, y otros medianos, entre los<br />

que se enumeran “desde el punto de vista profesional... comerciantes, militares,<br />

eclesiásticos, médicos, abogados y escritores”. Además de algunos nobles, abundan los<br />

militares de diversa graduación, y re<strong>su</strong>lta notable la alta participación de eclesiásticos (un<br />

10 por 100 de los compradores), lo que ha hecho pensar en la vinculación del clero secular<br />

al liberalismo; los comerciantes eran de distintos niveles. Las compras de tierras por los<br />

mismos habitantes de la comarca se dieron bastante en la Huerta de Valencia y en el<br />

Campo del Turia, si bien los compradores de la ciudad se quedaron con la mayor parte del<br />

secano. En conjunto, la desamortización se hizo “en detrimento de los pequeños y<br />

medianos propietarios rurales, y sobre todo de los arrendatarios que trabajaban<br />

la tierra” (51).<br />

Respecto a la desamortización de Mendizábal, que parece tuvo poca importancia en<br />

algunas comarcas, como la Huerta de Valencia, los indicios que se poseen son que hubo en<br />

ella una mayor participación de las clases medias y de los pequeños y medianos<br />

propietarios rurales —pero no de los arrendatarios—, sin que ello permita dejar de pensar<br />

en un beneficio general para la burguesía urbana y rural como re<strong>su</strong>ltado más relevante.<br />

Cabría inferir que los sectores campesinos más acomodados se orientaron, en consecuen<br />

cia, decididamente hacia el liberalismo, y no faltan testimonios de cómo esas capas<br />

<strong>su</strong>periores de los pueblos mostraron desde el comienzo de la guerra civil <strong>su</strong> fidelidad al<br />

trono de Isabel II y <strong>su</strong> repudio del carlismo (52). También podría pensarse que fueron esos<br />

mismos sectores los que se beneficiaron del trasiego de tierras que debió producir la ley<br />

desvinculadora de 1837, que permitió las ventas por parte de la nobleza absentista<br />

residente en Madrid (las casas de Parcent, Aranda, Híjar, Villahermosa, Berwick,<br />

Medinaceli) (53), pero lo cierto es que estas cuestiones aparecen todavía como problemá<br />

ticas, y que el campo valenciano se muestra como el reducto natural del absolutismo.<br />

En este sentido, la primera guerra carlista no es sino una prolongación de la<br />

campaña realista de 1822-23, pues las partidas están nutridas igualmente por el hambre y<br />

el desempleo rurales (y por la preferencia hacia este tipo de lucha respecto al rígido<br />

servicio militar regular), estando dirigidas en no pocos casos por los mismos Voluntarios<br />

Realistas. Que los orígenes del carlismo valenciano se hallan en una protesta de signo<br />

social, sin base doctrinal ni reivindicación regionalista alguna, parece indudable, y en<br />

abono de este hecho se ha citado la condición popular —e incluso analfabeta— de <strong>su</strong>s jefes<br />

(54). La incorporación a la partida carlista del campesinado pobre se dio prácticamente en<br />

todas las comarcas, y si la lucha se centró en las zonas montañosas del Alto Maestrazgo y Els<br />

Ports, ello fue debido a <strong>su</strong>s buenas condiciones para la guerrilla. La abundancia y movilidad<br />

de ésta la hacían difícil de dominar para los ejércitos “cristinos”, pero tampoco era capaz de<br />

enfrentarse a éstos en batalla campal. Esto explica la duración de la guerra, lo que<br />

agudiza <strong>su</strong> incidencia sobre el proceso revolucionario que se desarrolla paralelamente en<br />

la ciudad de Valencia. Es un fenómeno típico en tal contexto la radicalización de aquel<br />

proceso cuando las expediciones carlistas amenacen la capital, e incluso las matanzas<br />

provocadas en esas circunstancias por el pánico popular.

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