Su historia y su obra

necesaria fama. La Valenciana de Fomento no le granjeó la expansión necesaria como
entidad benéfica ni ensanchó su crédito fiduciario hasta hacer de ella una sociedad
potente. A juzgar por los datos que nos trasmiten las Memorias de la Sociedad de
Fomento la Caja aumentó sus recursos, pero las lacónicas indicaciones de su operativa
rara vez ofrecen un cuadro estadístico que permita deducir el límite de sus recursos.
Como testimonio del trato que dispensan las Memorias de la Sociedad de Fomento a
su colateral administrada citaremos únicamente una de las más expresivas, la
correspondiente a 1857:
“La Dirección ha continuado este año administrando la Caja-Banco con
el mismo celo y espíritu filantrópico con que acogió este encargo en abril
de 1850 por el explícito acuerdo de los imponentes y tiene la satisfacción de
observar que en este período de tiempo se ha más que triplicado el capital
de las imposiciones y no se ha disminuido el número de los préstamos. Las
engorrosas y multiplicadas operaciones de este doble establecimiento obligan
a la Dirección a emplear un tiempo y trabajo especial, pero se cree suficien
temente compensada por el convencimiento que tiene del beneficio que
proporciona a las pequeñas fortunas y a las familias necesitadas”(57)
Unicamente las Memorias de 1864 y 1865 arrojan algún dato estadístico sobre lo que
fue la administración de la Caja-Banco en manos de la Sociedad de Crédito y Fomento.
Sobre ellas volveremos más adelante.
Tenía conciencia la Sociedad Valenciana de Fomento de “las engorrosas y
multiplicadas operaciones de este doble establecimiento “. Y la tenía, al menos desde el 29
de junio de 1853, aunque las veamos confesadas en 1857. El Decreto de 1853 era el tercero
sobre Cajas de Ahorros; innovador, pero epicéntrico, que elevaba la gráfica del
proteccionismo del Estado hasta límites no codificados anteriormente.
De su contenido interesan para nuestro objetivo dos aspectos:
a) la distinción que hace de las Cajas existentes y las de nueva creación,
con normas precisas para las segundas respecto a la colocación de sus
capitales sobrantes en un organismo financiero creado por el Estado: La Caja
de Depósitos.
b) la normativa de ajustar los Reglamentos de las Cajas a los condicionamien
tos impuestos por el nuevo Decreto.
Por lo que se refiere al primer aspecto hay que tener presente que existía en España
desde su creación, el 29 de septiembre de 1852, la Caja General de Depósitos (58). Fue
creada para recibir los depósitos necesarios exigidos por las leyes y reglamentos y abrió
también sus ventanillas a los depósitos voluntarios (59). El Decreto del 29 de junio de 1853
fue el que la relacionó con las Cajas de Ahorros en virtud de esta última modalidad, los
depósitos voluntarios.
El art. 4° de este Decreto establecía que las Cajas que se crearan quedaban
autorizadas para imponer sus fondos en la Caja General de Consignaciones y Depósitos o
sus sucursales en calidad de depósitos voluntarios reintegrables a voluntad, con aviso