Su historia y su obra

Ante la panorámica descrita, la Caja preocupada por el progreso de las comarcas
donde ejercitaba su acción determinó crear una entidad que albergase, como móvil
específico y sustancial, el promover entre los empresarios iniciativas para la creación y
fomento de industrias que promocionasen el desarrollo regional, singularmente en el
campo industrial. Erigida en 1965, con la colaboración del Banco Urquijo, llevó el nombre
de PREVASA (Promoviones Económicas Valencianas, S.A.). Justamente en el año 1967,
bajo las características industriales arriba apuntadas, daba sus primeros frutos. En el mes
de julio de aquel año se celebraron unas Jornadas de Estudio de la Economía Valenciana,
concebidas y organizadas por PREVASA, que tuvieron como objetivo recomendable
estimular y canalizar las inquietudes que la pérdida relativa del potencial económico
valenciano había suscitado en los sectores mas representativos inmersos en la economía de
la región. Si se tiene en cuenta que en aquellas circunstancias el problema más inquietante
era, tras la devaluación de la peseta, devolver la confianza perdida en la capacidad de un
crecimiento homologado, la iniciativa rebasaba los límites del estímulo para centrarse en
la suficiencia creadora como resorte inalienable del rendimiento del trabajo y del dinero.
El propio Presidente del Consejo de Administración estampó una frase que sintetizaba la
situación y los objetivos: “Valencia ha perdido el ritmo, pero no el pulso” (16).
A partir de esta fecha, fuera o no eco de estos planteamientos, aun con los graves
males que coloreaban el horizonte nacional en 1968, como efectos de la devaluación es
decir, estancamiento de los precios de suyo poco remuneradores, recesión en la demanda
de productos, atonía en la iniciativa de inversión, infrautiización de los recursos de
producción, dificultades financieras y, con respecto a Valencia, la excesiva atomización de
la industria, el individualismo empresarial; el hecho fue que en ese año la Caja y
PREVASA concurren a la solución del problema que el emplazamiento de nuevas
industrias tenía en pie, por los altos precios que alcanzaban los terrenos. La Escuela de
Investigación Operativa, espoleada por la Caja, colaboró con las autoridades para señalar
zonas aptas para las implantaciones industriales. Los estudios realizados por la Escuela de
Investigación sirvieron de base para que las gestiones avanzaran con rapidez y la erección
de nuevos polígonos industriales viniera a resolver una necesidad sentida hondamente en
la provincia. La panorámica de industrialización exigía imperiosamente la construcción
de una nueva central térmica que requería un presupuesto de inversión de siete mil
millones de pesetas. Su instalación estaba señalada en Castellón, estaría conectada con la
red eléctrica nacional a través de la estación transformadora de La Eliana, próxima a
Valencia, supondría un considerable aumento en la producción de energía eléctrica y, de
rechazo, intensificaría la industrialización valenciana. Su entrada en funcionamiento
estaba prevista para 1972. Hecho esto, lo demás vendría por sus pasos.
A ello hay que añadir la decisión última del Gobierno de emplazar la Cuarta Planta
Siderúrgica en Sagunto. El hecho abría nuevos cauces a la industrialización, aunque su
realización requiriese todavía largos estudios y tanteos.
El decurso de los años permitiría ir calibrando las necesidades y los remedios. La
Caja, que no había perdido de vista el sector, andaba preocupada en 1969 por la escasa
densidad de la industria. La participación del sector a nivel nacional era de un 36%, cifra
relevante, pero Valencia la consideraba escasa comparada con otras regiones. PREVASA,
pensando en realizaciones de carácter práctico, estudiaba la ubicación estratégica de los
polígonos industriales, aconsejaba la elaboración de un amplio programa de concentra
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