Su historia y su obra

El artículo 13 de los Estatutos disponía: “El Consejo de Administración se
compondrá de treinta vocales. Lo serán el Director y dos Socios de la Económica de
Amigos del País, designados por la misma Sociedad; dos señores canónigos nombrados
por el Prelado; el Presidente de la Junta Provincial de Beneficencia, y veinticuatro señores
elegidos por la primera Junta General, la cual se compondrá de los accionistas convocados
al efecto por el Director de la Sociedad Económica y bajo su presidencia. Para llenar
provisionalmente las vacantes que ocurran, se designarán por la Junta General ocho
suplentes.
En virtud de esta preceptiva estatutaria, en la sesión del 5 de noviembre de 1877 se
acordó la elección de los dos socios de la Económica y por unanimidad fueron nombrados
Don Juan Dordá y Villarroya y Don Antonio Devesa y Cardona. Por su parte, el Prelado
comunicó oficialmente la designación de los dos canónigos, señores Godofredo Ros y
Biosca y Baltasar Palmero (35).
Así las cosas, bajo la presidencia de Don Antonio Rodríguez de Cepeda, presidente
del Consejo de Administración de la Sociedad Económica, una mansa tarde otoñal con
olor a huerta y resaca marina, dieciséis miembros son convocados para el nombramiento
de la Junta de Gobierno. Todos se conocen y no hay ningún programa de oportunidad:
simplemente domina a todos el mejor deseo de ser útiles a una obra que honrará a
Valencia.
Como acto ritual la voz del Presidente hace saber el objeto de la convocatoria y
reclama el consentimiento unánime para que uno de ellos desempeñe el cargo de
secretario para aquel preciso momento. Fue elegido el Barón de Santa Bárbara: para
los restantes cargos la votación se hace por papeletas secretas. El cargo de Presidente
recayó en Don Juan Dordá, y el de Vicepresidente en Don Juan Navarro Reverter. El
recién elegido presidente aceptó su cargo, tomó posesión de él y desde aquel momento, con
una ceremonia desprovista de rutinarios protocolos, cobraba existencia la Caja de
Ahorros y Monte de Piedad de Valencia.
Plácemes y enhorabuenas rubricaron el acto, porque entonces acababan de tener
realidad los elementos indispensables para el programa y actuación de la futura Entidad:
capital, Estatutos, Consejo de Administración y Junta de Gobierno (36). Faltaba el local.
Justamente a los dos meses, entrado ya el año 1878, tiene lugar la primera reunión,
formal de la ya constituida Junta de Gobierno. Una proposición, inmadura por apremio
de tiempo, que pretendía fijar la inauguración de la Caja en el naciente año, entre el 23 y
el 25 de enero, es desechada. Advirtieron que había aún muchos cabos sueltos. Era preciso
redactar un Reglamento interior, imprimir los ya aprobados Estatutos y el por elaborar
aún, Reglamento Interior; estudiar con detención lo concerniente a libretas de Ahorro,
resguardos, impresos, etc. Una comisión debía atender a estas exigencias con celeridad, a
marchas forzadas; una segunda debía encargarse de buscar un local para inaugurar las
operaciones (37). Todo exigía el calor y presteza con que los valencianos habían
contemplado la idea desde el primer momento.
La diligencia y espíritu de los comisionados para la elaboración del Reglamento
Interior hizo que en la siguiente Asamblea, 21 de enero de 1878, pudiera ser discutido.
Razonadas y oportunas objeciones obligaron a retoques en alguno de sus artículos, pero
su sustancia y redacción fueron del agrado general.
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