Su historia y su obra

se compone la fachada es el cristal en su mayor extensión posible, sin desequilibrar su
conjunto, a fin de obtener las máximas zonas por planta de luz natural.
Las escaleras interiores, principal y de servicio, son acusadas en fachada por sendos
diedros acristalados y contrastando sobre extensos y nobles paños ciegos. Las escaleras
exteriores, que son las de acceso público a entreplantas A y B, son amplias y
representativas y forman con la depresión del jardín externo una serie de perspectivas y
juntas de vista variables, contrastando con el colorido del jardín inglés que se intercala
entre ellos. El material de estas escalinatas externas, así como el de maceteros de la
medianera de acceso de rampa y el de las aceras, está tratado con piedra labrada y
abujardada caliza del país, similar al zócalo y aceras del Palacio de Marqués de Huarte,
con el fin de que con su unificación se engrandezca el conjunto de accesos, entrantes,
rampas y maceteros, así como el de sus zócalos.
La generosidad de los espacios robados en planta baja para obtener iluminación
natural en las entreplantas A y B, así como en la zona colindante al Palacio de Huarte en
toda su altura, supone una de las concesiones más nobles y singulares entre edificios de
este tipo en esta ciudad, consiguiendo con el realce de sus zonas ajardinadas destacar y
respetar las siluetas de ambos edificios, que nos da como consecuencia el conjunto más
ennoblecido y estético de su contorno y representa una aportación digna de imitación en el
quehacer urbanístico de nuestra ciudad.
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