Su historia y su obra

Por aprovechamientos (tierras dedicadas a cultivos leñosos, herbáceos y barbecho)
destacan los cultivos leñosos gracias a los cítricos, producción típica de la agricultura
valenciana del litoral, y los árboles frutales y el viñedo. La relevancia del barbecho es casi
nula pero, en cambio, es considerabfe la extensión de herbáceos. La importancia que
alcanza la superficie en régimen de regadío es muy considerable. Así, mientras en la
totalidad de España representaba en 1975 el 12% del total de las tierras cultivadas, en la
Región Valenciana lo era del 32% siendo todavía mayor en Valencia y Alicante.
Entrando ya en algunos cultivos específicos cabe observar, sí no un panorama
desalentador, si al menos ciertos aspectos críticos. Así, el arroz, cultivo típico de la
agricultura valenciana, del que dependen municipios enteros como los de Sueca, Sollana y
Cullera, se halla en franca regresión ya que su producción ha pasado de 152.790 a 107.217
Tms. y ello como consecuencia de que la superficie dedicada a este cultivo se redujo, en la
provincia de Valencia desde, 23.150 Has. en 1962 a 16.798 en 1975.
En cuanto a los cítricos, si bien globalmente no se ha registrado un descenso en la
superficie cultivada, con excepción de algunos naranjos en Castellón, lo cierto es que su
rendimiento, medido éste en Kgs/Ha., ha descendido en Valencia desde 17.166 a 13.337
Kgs., mientras que en la Región Valenciana aumentaba. Lo peligroso de esta situación es
que la pérdida de terreno en estos cultivos y el acercamiento a los niveles medios de
rendimiento del campo español hace progresivamente más interesante el desplazamiento
de estos cultivos hacia otras áreas con los consiguientes perjuicios que acarrearía a los
agricultores valencianos ya que se verían obligados a sustituir sus productos típicos por
otros.
Otra conclusión muy interesante, que se deduce de lo dicho hasta aquí, es que la
crisis de la agricultura valenciana se ha hecho sentir con más intensidad en Valencia que
en las otras dos provincias. Así, además de los casos anteriores, desciende la superficie
dedicada a la cebolla y también a las habas verdes. Las hortalizas ven disminuir sus
rendimientos en secano y mantenerlos en el regadío justamente al contrario de lo que
sucede con los frutales no cítricos.
A todo ello hay que añadir la destrucción de las mejores tierras de regadío debido
tanto a la expansión industrial y urbana como a factores medioambientales. Además,
dada la tendencia a la saturación del mercado interior por los productos de la huerta no ha
existido otra salida que la exterior y ésta ha venido agravada por la
“Irrupción en el mercado europeo de nuevos abastecedores que, con
costes salariales más bajos y marcos comerciales más adecuados, dan un duro
golpe a la soberanía exportadora de cítricos del Mediterráneo español” (23).
Todo ello unido a la creación del Mercado Común Europeo, y a su ampliación, no
ha hecho más que deteriorar, todavía más, la crisis de la agricultura valenciana.
En cuanto al régimen de tenencia de la agricultura valenciana destaca con mucho, y
con tendencia a crecer, el de propiedad directa. Por otra parte, este régimen de tenencia se
debe, además de al clima y características de la tierra, a que los cultivos reportan buenos
beneficios que son debidos al carácter especulativo que les es propio. Otras formas de
tenencia como el arrendamiento y la aparcería son menos frecuentes.
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