Su historia y su obra

de agosto de 1964 recomendaba que, a ser posible, se admitiera la del propio interesado,
aunque fijando como condición necesaria el que hiciera un mínimo de cinco años que
desempeñara su profesión. La cuantía del préstamo era de cinco millones de pesetas como
máximo y sin rebasar el 70% de la inversión. El plazo tope era de seis años y el tipo de
interés del 7,5%.
Esta reglamentación crediticia quedará suprimida por la Orden de 31 de enero de
1973 en la que estos y otros porcentajes pasan a estar incluidos en el coeficiente de
préstamos y créditos sin adscribir qué porcentaje de éste se dedicará a cada finalidad, con
lo que en principio es dificil determinar con precisión, debido al margen de autonomía que
se da a las Cajas para invertir estos recursos, los efectos beneficiosos o perjudiciales de esta
medida.
Tal vez para remediar estos potenciales efectos desfavorables, ya que el mencionado
coeficiente se vio rebajado progresivamente hasta llegar en marzo de 1976 a un 26%, se
dictó la Orden del Ministerio de Hacienda de 23 de diciembre de 1974 por la que se
autoriza al Banco de Crédito Industrial para la concesión de préstamos a la pequeña y
mediana empresa a través de las Cajas de Ahorro en las condiciones que rijan, en cada
momento, para la línea. “Industria General” y por una cuantía no inferior a un millón ni
superior a diez millones de pesetas. En este sentido, y pese a su reciente implantación no
es arriesgado aventurar que esta línea de crédito en colaboración con la Caja de Ahorros y
Monte de Piedad de Valencia tiene un gran futuro motivado, claro está, por la amplitud
del fenómeno de la pequeña y mediana empresa, en el ámbito en que opera. En este
sentido, y ya en 1976, se habían concedido 12 préstamos por un valor cercano a los
ochenta y seis millones de pesetas. Posteriormente, por Orden de 31 de octubre de 1977, se
eleva el límite máximo hasta una cuantía de veinticinco millones de pesetas con lo que este
tipo de empresas ven desaparecer un tipo de inconveniente que les perjudicaba, como era
la escasa cuantía de aquel tipo de préstamo.
Como resumen de toda la actividad de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de
Valencia en este sentido en el cuadro 10.7., se recoge la evolución del número de
préstamos concedidos y su importe. En él se observa que desde 1965 se han distribuido
cerca de 12.000 préstamos por un valor de aproximadamente siete mil millones de pesetas
lo que representa un 14% del total de la cartera de préstamos y créditos oficiales. Estos
datos ya dan una idea del ingente volumen de préstamos que la Institución ha concedido a
las pequeñas y medianas empresas industriales y de la formidable ayuda que ha
representado para ellas.
En cuanto a la evolución, ésta ha sido francamente positiva, a excepción de los dos
últimos años, y mientras que en 1973 y 1974 se registran los máximos en volumen de
préstamos, es en 1968 y 1970 donde la participación sobre el total de la cartera de
préstamos y créditos oficiales alcanza la cuota más alta.
En consecuencia, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia es el
intermediario financiero idóneo para subsanar los problemas financieros de las pequeñas
y medianas empresas bien de forma directa (aumentando los créditos de este tipo de
empresas), bien indirectamente (en colaboración con el Banco de Crédito Industrial). En
cualquier caso se impone un mayor conocimiento de estas empresas por parte de la Caja y
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