Su historia y su obra

Estado y los de empresas particulares o industriales, sino que hizo tan difícil la vida de
algunas entidades bancarias que tuvieron que liquidar por falta de negocios. El dinero
acumulado, pero inseguro, acudió a buscar salida allí donde la vió, de modo que el año
1924 presencia la cobertura de todas las obligaciones de empresas a un interés del seis por
ciento.
No es posible pasar por alto el advenimiento de la Dictadura en septiembre de 1923.
Dejando a un lado el aspecto político, cuyo saliente más destacable es la descomposición
de la monarquía y su caída en 1931, en el aspecto económico España mantuvo el grado de
prosperidad alcanzado en la creciente alcista de primeros de siglo, debido entre otras
razones al cese de la sangría presupuestaria que suponía la guerra de Marruecos, lastre
pesadísimo desde 1907(20).
En los años de 1924 hasta la crisis de 1929, el de 1925 supuso para Valencia un alivio
inmenso por las grandes cosechas de sus dos productos principales: el arroz y la naranja.
Por estar el latifundismo menos extendido que en otras regiones españolas el beneficio
alcanzó a muchos (21). La Caja experimentó rápidamente sus frutos, y su clientela, bien
ganada y previsora, atesoró fondos para precaver futuros riesgos. En efecto, no tardaron
en llegar. En los dos años siguientes las heladas malograron las cosechas (20).
Lo paradójico no fue, sin embargo, el aumento de capitales facilitados, cosa normal
en tamaña coyuntura, sino el aumento de imposiciones en 1927, a pesar de las insistentes
añagazas para suscribir un sinnúmero de obligaciones emitidas por diversas compañías
industriales que, junto con la Deuda ferroviaria, fueron puestas en circulación a un interés
no menor del 5% y por un valor total de 563.867.000 pesetas (23).
Decididamente la Caja tenía su clientela asegurada y al acercarse el cincuentenario,
tras haber repartido por igual la organización y su destino benéfico, había superado
etapas históricas que le permitían desafiar el porvenir.
3.1.— EL AÑO 1926
Antes de adentramos en dos hechos que en él tuvieron lugar y dignos de ser
historiados separadamente, es preciso hacer referencia a otros dos que tuvieron lugar en
fechas oportunas y io deben ser silenciados.
Acaeció el uno en 1923. Fue la coronación solemne de la Virgen de los
Desamparados, patrona de Valencia y a la vez del Establecimiento (24).
Para solemnizar el acto, la Institución alargó su brazo benéfico, ya que el privilegio
había acaparado la simpatía y generosidad de toda la ciudad y su provincia. Acordó
invertir 5.000 pesetas en la suscripción popular abierta por el Excelentísimo Señor.
Prelado para la reforma del templo; otras 5.000 para desempeños gratuitos de ropa;
10.000 para los pobres de la Asociación de Beneficencia Domiciliaria de Nuestra Señora
de los Desamparados; 25.000 para el Hospital de Niños Pobres, y tantas libretas de la Caja
de Ahorros, con imposición inicial de 1.000 pesetas cada una, cuantos fueran los niños
nacidos en el término municipal de la ciudad el día de la coronación.
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