Su historia y su obra

Económica Europea que motivó una autorización gubernamental a la Comisión de
Compras Vitivinícolas para suscribir contratos de inmovilización de vinos (12).
Escapó Valencia en 1975 de los efectos de la sequía a escala nacional para algunos
de sus productos. No pudo eludir el aumento de los costos y un descenso en la
producción del viñedo. A tamaño mal se sumó en 1976 la plaga del mildiu y de los
pedriscos que asolaron la cosecha en las dos zonas de Utiel y Requena. El Gobierno
hubo de ayudar a los viticultores para que pudieran soportar un año con beneficios en
blanco.
Estos problemas, que con parecidas características se padecen en los años
siguientes, hacen que con voz clamorosa se reitere la urgencia y necesidad de la
integración de España en el Mercado Común Europeo. Las dificultades internas de la
propia Comunidad Económica Europea, sus mismos problemas financieros, determinan
que a la hora de cumplirse el centenario de la Caja, España y Valencia sigan esperando
la solución de sus problemas económicos a las puertas de Europa.
2.5.— OTROS SECTORES RELACIONADOS CON EL PRIMARIO
Con sentido orientador en la Memoria correspondiente al año 1961 traza la Caja la
proyección económica de la provincia de Valencia. Según sus datos la población se
estimaba en 1.446.149 habitantes. La población activa representa el 36% de la total; de
ésta un 95% se ocupa en la agricultura, un 11% en la industria y el 10% restante en los
servicios.
La renta provincial se estipulaba en treinta y cinco millones seiscientas cuarenta y
cuatro mil pesetas, con un aumento medio anual del 9,8%. El incremento oscilaba por
sectores entre el 7% y el 13%. Por su porcentaje destacaban la construcción y obras
públicas, el sector textil y el papel. El más bajo correspondía al ramo de la alimentación,
es decir, al derivado de la agricultura como fuente de recursos de consumo.
El total bruto de la obtención agrícola ascendía a nueve mil millones de pesetas,
mil cien millones en cultivos de secano y siete millones ochocientos ochenta y cuatro en
los de regadío. Los cultivos más importantes son los anteriormente descritos: agrios,
arroz y viñedo. Los restantes como los cereales, las hortalizas, frutas y otros menores
daban un rendimiento, cada uno de ellos inferior a los quinientos millones de pesetas,
mientras los agrios, arroz y viñedo habían contabilizado cuatro millones ochocientas un
mil, seiscientos treinta y cuatro y seiscientos cuarenta y cinco millones respectiva
mente (13).
Los cereales padecieron idénticas catástrofes atmosféricas que los cítricos, el
viñedo o el arroz. La producción fue acusando paulatinamente un descenso por la
escasez de la mano de obra, los fertilizantes, la mecanización y la corrección de
estructuras, particularmente el destinar terrenos menos aceptables a otra diversificación
más prometedora. El cultivo de trigo fue el que acusó la más grave disminución por el
desequilibrio de los precios. Su hueco fue llenado por la cebada y la avena, que ofrecían
mayor ventaja por su destino a piensos para la ganadería y otras aplicaciones. Con todo,
el sector cerealista no ofrecía un relieve significativo en la provincia.
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