Su historia y su obra

En cuanto a estos últimos su evolución es bastante irregular aunque predominen los
signos positivos; 1969 con 14.770 préstamos y créditos y 2.374 millones de pesetas marca el
punto más álgido en la evolución de esta magnitud. En cuanto a los libres su evolución es
muy regular hasta llegar a 1975, momento en el que se disparan como consecuencia de la
liberación de recursos que se producirá por las disposiciones legislativas que afectaban
determinados porcentajes a esta finalidad. Los préstamos y créditos de mediación tienen
un comportamiento bastante homogéneo ya que si excluimos los dos primeros años las
cifras distribuidas oscilan entre los ciento catorce millones de 1967 y los seiscientos
noventa de 1973, año en que es máximo el crecimiento interanual con un 258%.
La preocupación de las autoridades monetarias por canalizar fondos de las Cajas
hacia la agricultura se puso de manifiesto, por primera vez, en 1964 cuando, por Orden de
20 de agosto, se afectó una parte del 17% del incremento de los recursos ajenos hacia
préstamos de carácter social a los empresarios agrícolas, a los cultivadores para
modernizar sus explotaciones y a las cooperativas agrícolas. En enero de 1965 este
coeficiente se aplicará sobre la totalidad de los recursos ajenos y a partir de julio de 1967 el
10% de éstos se dedicará a esta finalidad, viéndose aumentado en diciembre al 13% y
diluyéndose, posteriormente, en el coeficiente de préstamos y créditos que iría
progresivamente decreciendo hasta llegar, en la actualidad, a ser del 26% para diversos
fines.
En el cuadro 10.5. aparece el detalle de los préstamos y créditos oficiales concedidos
a la agricultura así como los libres. En él se comprueba que durante estos años la atención
de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia se ha dedicado preferentemente
hacia las inversiones agrícolas, especialmente en los años 1969, 1972 y 1973 en los que se
distribuye más de la mitad del total. Este volumen de crédito esta plenamente justificado
ya que la tierra valenciana es objeto de un intenso aprovechamiento agrícola que ha venido
marcado tanto por el acondicionamiento de las tierras para su uso, como por el cuidado y
utilización de técnicas modernas por el agricultor valenciano.
Dentro de los préstamos y créditos oficiales le siguen en importancia los de
campaña que a excepción de los primeros años y el último se mueven con bastante
homogeneidad alcanzando una cifra de más de 3.211 millones de pesetas en todo el
período. Después de los préstamos y créditos especiales (terceros en importancia), siguen
los de acceso a la propiedad agrícola que tienen gran solera en la Caja de Ahorros y Monte
de Piedad de Valencia ya que ésta los viene distribuyendo desde el primero de julio de
1940, pero entonces bajo el nombre de “Fomento a la pequeña propiedad rústica”. De
nuevo se evidencia la adecuación de la Caja a la realidad económica valenciana, ya que es
un hecho destacado la existencia de un mercado de tierras más potente en la Región
Valenciana que en otras zonas de España y es reconocido, aunque en ocasiones se caiga en
exageraciones, el amor del agricultor valenciano a la tierra, muy especialmente en el
regadío, y cómo ello le lleva a comprar la tierra en la que trabaja o a adquirir nuevas
parcelas contando con los altos precios que reportan los cultivos valencianos de huerta.
En último lugar aparecen los préstamos y créditos oficiales destinados a la compra
de maquinaria, que en 1969 alcanza su cifra máxima con más de doscientos ocho millones
de pesetas siendo en los años siguientes inferiores hasta llegar en 1976 al mínimo (diez
millones de pesetas). La justificación del escaso volumen de esta línea crediticia se explica
porque el proceso de mecanización agrícola regional se ha dirigido mayoritariamente
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