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Su historia y su obra

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había pasado’a simbolizar una pretendida riqueza natural del país, no obstante haberse<br />

señalado los aspectos negativos que ofreció <strong>su</strong> expansión (119), sobre la cual se apoyó, por<br />

otra parte, el desenvolvimiento del proteccionismo industrial español. <strong>Su</strong>s primeras fases<br />

expansivas fueron acompañadas de las del vino, que <strong>su</strong>scitó la extensión vitícola<br />

(ayudando a integrar la comarca Requena-Utiel en la economía y la sociedad valencianas) y<br />

que dio también cifras exportadoras notables en los años setenta y ochenta (44 millones de<br />

litros en 1874; 197 millones en 1884), hasta que se inició un decaimiento en 1892, año en<br />

que la filoxera había penetrado ya fuertemente en nuestro viñedo. La posición librecambista<br />

de naranjeros y vinicultores era contraria a la de los arroceros, cuyos elevados costos de<br />

producción exigían la protección del Estado para contrarrestar la competencia de los<br />

arroces extranjeros. Aunque esa protección la consiguieron en 1890, la pérdida de los<br />

mercados coloniales en 1898 obligaría a los arroceros a una reorientación hacia el mercado<br />

nacional. A esos tres principales productos de exportación se agregaban otros también en<br />

crecimiento, como los hortícolas y de otros frutos, pero esta agricultura floreciente no<br />

escapó en esta época a una serie de crisis debidas unas veces a causas naturales, y otras a <strong>su</strong><br />

propia dependencia de las fluctuaciones de los mercados extranjeros, de modo que lo que<br />

había empezado en los años sesenta fue ya una crisis generalizada en los setenta y ochenta.<br />

Aparte del hundimiento definitivo de la sericicultura y del cáñamo, la misma naranja<br />

<strong>su</strong>frió <strong>su</strong>cesivas enfermedades (en 1862, la “goma”, reap4recida en 1880; en 1884, la<br />

“serpeta” y la “negreta”) además de las heladas de 1883; las judías, que formaban parte<br />

de las rotaciones con el trigo, el maíz o el cáñamo, fueron atacadas temporalmente a fines<br />

de 1870 por el pulgón; el arroz, en fin, experimentó en 1886 una caída de precios (120). La<br />

crisis agrícola culmina en los últimos años setenta y primeros ochenta (que es cuando<br />

<strong>su</strong>rgen conflictos sociales en la Huerta valenciana), <strong>su</strong>mándose a las causas naturales<br />

(inundaciones en la Ribera, heladas) las dificultades de tipo cíclico, advertidas desde<br />

1875, nacidas de la sobreproducción y de la competencia en los mercados internacionales.<br />

Todo lo cual no llega a desdibujar el carácter expansivo que tuvo, en <strong>su</strong> conjunto, la<br />

agricultura valenciana de una época en la que se <strong>su</strong>ceden reuniones y exposiciones de tipo<br />

agrario: Congreso Agrícola en 1882; asamblea de agricultores en 1886; y en la misma<br />

Exposición Regional de 1909, que ha sido llamada la “apoteosis de la burguesía<br />

valenciana” (M. Sanchis Guarner), dominaron claramente los productos agrícolas sobre<br />

los industriales, entre los cuales sólo destacaron los de bienes de con<strong>su</strong>mo y los de base<br />

artesanal. La industria moderna no hacía todavía más que dar <strong>su</strong>s primeros pasos en gran<br />

parte de la región, especialmente en la capital, donde se van creando más empresas<br />

grandes o medianas en el trabajo de la madera (innovaciones del fabricante Trobat desde<br />

1881; avances del mueble curvado en una exposición de 1883), en la maquinaria (talleres<br />

de Manuel Gómez, en 1878; de Domingo Gómez, en 1888; de Miguel Devís, en 1897;<br />

etc.), en las fundiciones, en la metalurgia ligera y en otras ramas. Ello ponía las bases de<br />

una transformación futura, pues el siglo XIX terminó todavía, en lo que se refiere a la<br />

economía de la ciudad de Valencia, con un predominio del sector primario, y<br />

conservando aún la industria textil un primer puesto en el secundario que debía más a la<br />

cantidad de productos que a <strong>su</strong> calidad (121).<br />

Las nuevas industrias se diseminaron por la ciudad, pero tendieron a localizarse<br />

preferentemente hacia la “ronda” o circuito de las antiguas murallas, que señalaba las<br />

grandes posibilidades que ahora había para un mayor espacio urbano. Data de 1887 la<br />

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