Su historia y su obra

originalidad, el refinamiento y el perfecto acabado por medio de un diseño, siguiendo las
tendencias de la moda, exigen una utilización intensiva de la mano de obra. Por otra
parte, se da el hecho de que al er la moda cambiante y hacerse necesario, en
consecuencia, la modificación de producción, no sea rentable la introducción de equipos
productivos de alta tecnología, cuya rápida sustitución impondrá altos costes fijos, o como
Lluch lo ha expuesto, refiriéndose a que
“La demanda de muebles de estilo, que exige un trabajo intensivo y
artesana, en primer lugar, y la evolución de la moda en vigor, al ener un
período de vigencia cada vez más corto, que la introducción de técnicas
avanzadas no sea rentable, porque antes de haber llegado al límite de la
produccón óptima ya ha cambiado la moda”.
En este sentido será más rentable la introducción de procesos tecnológicos simples, a
base de series cortas de producción más acordes con la diversificación y diferenciación del
muestrario de artículos y lejos de la obtención de economías de escala y consiguientes
reducciones del coste unitario de producción que las largas series productivas, de
tecnología punta, reportan.
La intensidad del factor trabajo reseñado en la industria valenciana dará lugar a un
doble fenómeno. Por una parte, a la existencia de un sistema de organización del trabajo
muy peculiar, el denominado “putting-out system” o “trabajo a domicilio”, es decir, la
producción realizada fuera de la planta industrial, normalmente en zonas rurales,
persiguiendo con ello el abaratamiento de los costes de la mano de obra además del ahorro
en seguros sociales, impuestos, maquinaria, instalaciones industriales, etcétera (19). Por
otra parte, este mecanismo actuará también a nivel internacional; quiere ello decir que los
países capitalistas avanzados encontrarán más rentable la inversión en industrias de
mayor proporción relativa de trabajo incorporado, en aquellas zonas de salarios más
bajos. En este caso, la penetración de capital no tendrá que ser directa precisamente en la
industria, sino que a través de las cadenas de comercialización, podrá, incluso, dominar el
proceso de producción. Concretamente se conocen contratos leoninos en la industria del
calzado, por los cuales una marca extranjera se adjudica la compra en exclusiva de la
producción de una empresa de la Región Valenciana.
Esta serie de características técnicas determinan el hecho de que la industria
manufacturera o ligera, protagonista del desarrollo industrial valenciano, sea predo
minantemente de tamaño pequeño y mediano, al no requerir grandes plantas y equipos
productivos de largas series de producción.
Si bien el entorno de la industria de la provincia de Valencia aparece configurado
como un universo de pequeñas y medianas empresas, es cierta la existencia de un conjunto
de plantas industriales, relativamente de grandes dimensiones, como Unión Naval de
Levante, MACOSA, Valenciana de Cementos, Astilleros del Grao, Siderúrgica de
Sagunto, etcétera; que se superponen al tramado industrial tradicional, sin que existan
ligámenes entre ellas, y sin que a pesar de su gran tamaño se comporten como
“industrias-industrializadoras”. Como ha apuntado Picó “la mayoría de las grandes
empresas ubicadas en Valencia están controladas por bancos foráneos, siguiendo la
tradición industrial de principios de siglo” (20). Podríamos afirmar que más bien han ido
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