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Su historia y su obra

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Vergara y la consiguiente concentración de fuerzas isabelinas en Valencia y Cataluña,<br />

pudo ser derrotado el legendario jefe carlista, que huyó a Francia en junio de 1840.<br />

Con el fin de la guerra civil llegó también a un punto definido el proceso<br />

revolucionario, en el que el “progresismo” se impondría gracias al apoyo decisivo del<br />

ejército —representado por el general vencedor, Baldomero Espartero— y de las clases<br />

medias y populares ciudadanas. De ahí que defendiese la independencia municipal y que<br />

la batalla que dio a la Corona y al “moderantismo” girase en torno a la Ley de<br />

Ayuntamientos de 1840, de fuerte carácter centralista. Aunque es difícil precisar el<br />

fundamento social de los partidos, parece que parte de la burguesía y de la clase media<br />

valencianas sostenía, como en otras ciudades, la política del progresismo, pero la<br />

evolución social, y también la ideológica promovida por el propio curso revolucionario,<br />

había creado en Valencia por esas fechas un partido demócrata que se manifestará<br />

republicano muy pronto. Dirigido por miembros de la clase media e intelectuales, <strong>su</strong> base<br />

social fue la amplia gama de pequeños comerciantes, menestrales y obreros de la ciudad, y<br />

<strong>su</strong> desarrollo se muestra en el cambio de extracción e ideas que se percibe en los<br />

componentes de la Milicia Nacional ya en los últimos tiempos de la guerra civil.<br />

Apareciendo cada vez más como una fuerza democrática, se situaba frente al ejército<br />

regular, que entonces sostenía al moderantismo gobernante, y con el que había estado a<br />

punto de chocar en mayo de 1839. En este año el partido demócrata era una agrupación<br />

bien organizada (57), que en el siguiente ganaría las elecciones municipales a los<br />

progresistas. Unos y otros están, sin embargo unidos en el movimiento revolucionario de<br />

1840 contra la Ley de Ayuntamientos, el cual dio lugar a la formación de una Junta<br />

Central en Madrid y a otra Junta revolucionaria valenciana que se estableció en Alcira. La<br />

batalla final entre el progresismo y la Corona se dio en Valencia, donde había venido la<br />

Reina Gobernadora a fines de agosto, y donde fue también acogido entusiásticamente<br />

Espartero el 8 de octubre. La presión de los progresistas y de la revuelta popular obligó a<br />

María Cristina a abandonar la regencia y el país (12 de octubre), quedando Espartero<br />

como regente y dueño de la situación, de la que sólo fue beneficiaria la fracción progresista<br />

que le era más afecta.<br />

Los decepcionados demócratas valencianos renovaron <strong>su</strong> agitación en los años<br />

siguientes, al tiempo que se iba deteriorando el autoritario régimen esparterista. En<br />

octubre de 1841 constituyeron una “Junta de Vigilancia y Seguridad”, presidida por<br />

Manuel Bertrán de Lis, y cuyo intento de derrocamiento de la Ciudadela simbolizaba la<br />

vieja reivindicación de libertad municipal contra las guarniciones del poder central. Al<br />

año siguiente, los demócratas vencieron en las elecciones municipales ya claramente como<br />

republicanos, y hubo intentos de <strong>su</strong>blevación de la Milicia y cruentos incidentes. Ante la<br />

actitud de los progresistas disidentes del esparterismo y de los republicanos, el “Jefe<br />

Político” Miguel Antonio Camacho tuvo que <strong>su</strong>spender la libertad de prensa y detener a<br />

Bertrán de Lis y al <strong>historia</strong>dor Boix; el demócrata Agramunt fue asesinado. En 1843 se<br />

hallaban ya unidas casi todas las fuerzas políticas —moderados, progresistas y<br />

republicanos— contra el esparterismo, iniciándose <strong>su</strong>blevaciones en distintas ciudades.<br />

La de Valencia empezó pacíficamente, pues la Milicia no se decidió a intervenir, pero<br />

Camacho, al querer apaciguar a la multitud, fue asesinado en la misma iglesia de Santa<br />

Catalina. Se constituyó una “Junta de Salvación” con representación de todos los<br />

partidos, y se recibió con entusiasmo al general Narváez, que encabezaba el pronuncia-

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