Su historia y su obra

demanda del Monte, se acordó admitir imposiciones a plazo fijo. Pero éstas al ofrecer el
5% de interés aumentaron tanto que fue necesario restringirlas ya que no se podía dar
salida a los ingresos, debiéndose además dejar abierta la puerta a las imposiciones
ordinarias puesto que limitarlas “equivaldría a quitar a las clases modestas el medio de
capitalizar y hacer productivas sus pequeñas economías” (29). Por ello se buscó soluciones
rebajando a menos del 1% lo que se cobrara por derecho de tasación en los préstamos de
ropas y alhajas cuando fueran de mas de 4.000 Rs. y se redimieran antes de tres meses,
pensándose que esto beneficiaría a los comerciantes de géneros, almacenistas y personas
acomodadas que en un momento dado pudieran necesitar un dinero urgente por corto
plazo. Se pensó también en hacer las tasaciones lo más elevadas posible a fin de “quitar
todo pretexto de acudir a las casas particulares de empeño”. Pero además se pensó en
nuevos tipos de pfestamo. Este es un problema que pronto o tarde se planteó en todas las
Cajas por la necesidad de dar salida a su excedente de capital. Entre este nuevo tipo de
operaciones se pensó en los préstamos sobre valores públicos y sobre trigo u otros frutos de
fácil conservación, pensando en este último caso en la utilidad que podría reportar a los
agricultores. Todas estas soluciones fueron aprobadas en la Junta General de accionistas e
imponentes celebrada el 29 de diciembre de 1881.
Los frutos de estas medidas pronto se recogieron. El número de imposiciones
ascendió en el año siguiente en mil seiscientas cincuenta y dos con más de un millón de
reales. Más de la mitad de estas imposiciones son superiores a 300 reales, lo que
demuestra una vez más que no son precisamente las “clases menesterosas” las que más
frecuentan la Caja de Ahorros. El desarrollo general de las imposiciones y de los
préstamos viene dado en los cuadros que se presentan al final de este capítulo.
En 1882 se inauguraron los préstamos sobre valores, no admitiéndose más que
aquellos que ofrecían gran firmeza en su valor efectivo y cuya compra venía siendo
solicitada “por las personas conocedoras del crédito de la Nación”. Los admitidos en
garantía fueron los valores siguientes:
Títulos de la Deuda del Estado que se cotizaran regularmente en Bolsa.
Obligaciones de la Diputación Provincial de Valencia (Puertos y Carre
teras).
Acciones y Obligaciones de la Sociedad de los Ferrocarriles de Almansa
a Valencia y Tarragona.
Acciones del Banco de España.
También se admitieron resguardos de las imposiciones a plazo fijo colocadas en la
Caja.
A lo largo de ese año se facilitaron un total de cuarenta y tres préstamos —al 5%—
por más de trescientas treinta mil pesetas, que ofrecieron un beneficio líquido de poco más
de 4.000 ptas.
Mayores problemas plantearon desde un principio los préstamos sobre frutos. Se
determinó depositar el trigo en el Almudín de la ciudad y pagarse un 6%. Con estas
operaciones el Monte quería suplir funciones que corresponderían a un Banco agrícola
que se echaba de menos en Valencia. El primer año de funcionamiento se concedió uno
sólo sobre trigo por veinte mil pesetas.
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