Su historia y su obra

La Caja, desde estos últimos años, aparte de apoyar inversoramente este sector,
analiza la conveniencia de conseguir unos precios mínimos, alcanzar una producción
satisfactoria para los agricultores y- destinar tierras deficientemente rentables a otros
productos (10).
2.3.— EL ARROZ
Constituye otro capítulo económico importante, no sólo por la extensión dedicada a su
cultivo, sino también por la mano de obra que insume y por lo que representa en el acervo
nacional.
Atenta la Caja a sus vicisitudes, las páginas de sus documentos reflejan año por año
la situación de su mercado en producción y precios, y la estabilidad o inestabilidad del
sector.
En general puede decirse que padeció idénticas limitaciones que el ramo de cítricos:
alteraciones climatológicas, encarecimiento de los precios, problemas de excedentes,
ausencia de mano de obra y carencia de una política de colocación del producto.
En 1959 la cosecha se vio afectada, en el preciso momento de su recolección, por el
exceso de lluvias. En consecuencia su calidad sufrió un deterioro que se extendió a muchas
partidas. No hubo otro remedio que enajenarlas con apresuramiento y descongestionar el
mercado. El consumo interior no manifestó actividad adquisitiva hasta diciembre y el
exterior hubo de necesitar el arbitraje de la Dirección General de. Expansión Comercial
para vender los excedentes.
La Caja, en año tan crítico, facilitó a los arroceros las ayudas necesarias para
acelerar la recolección durante las lluvias pertinaces y paliar las consecuencias de las
partidas dañadas.
El año siguiente, 1960, la cosecha fue normal por su rendimiento y las condiciones
metereológicas de almacenamiento. El exceso no fue absorbido por el mercado y los
remanentes sin salida motivaron una prohibición del Gobierno de aumentar las superficies
de cultivo.
Inferior la cosecha de 1961 en 26.400 Ha. consiguió una producción de 141.000.000
Kg.; algo menor a la esperada, calculada en 6.000 Kg. por Ha. Su valor aproximado se
apreciaba en seiscientos treinta y cuatro millones quinientas mil pesetas. La política de
precios y la elevación de los costes de producción incidieron desfavorablemente sobre este
producto básico.
Alguna compensación trajo el año siguiente. Valencia dio al mercado nacional algo
más de 500.000 Qm., el 39, 18% del total, en una extensión de 23.000 Ha. Su enajenación
fue dificultosa por las trabas impuestas por el Mercado Común Europeo.
En gran parte se malogré una cosecha abundante en 1963 por las lluvias
intempestivas a la hora de la recolección: El aumento del cultivo en 4.000 Ha. más en
1964 sufrió los efectos de la baja de precios del año anterior.
Esta baja de precios caracteriza los años siguientes, tanto que en 1966 las bajas
cotizaciones no ofrecían atractivos de rentabilidad y de año en año se reduce la superficie
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