Su historia y su obra

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proporcionaría el Monte de Piedad, absolutamente desconocidas para ella, resultó
empresa tan grande como acomodar edificios e instalar en ellos oficinas. Al cabo del
tiempo se impuso la sensatez de los que sin prejuicios y con una cultura superior fueron
traspasando diariamente sus francas puertas.
Abiertas todas en edificios no propios, diversos en personal y mobiliario, pronto
quedaron pequeñas para las funciones que se les había deparado.
La que había quedado probadamente insuficiente por el movimiento de sus
operaciones era la que figuraba como primera, instalada antes de fin de siglo en la calle de
Jabonería Nueva. Fue trasladada a la calle de Calabazas n° 39, calle que después se llamó
Guerrero y en 1913, por compra del local, tuvo allí floreciente sede propia.
A las restantes les ocupó parecida fortuna. Tuvo la segunda local propio desde el 29
de julio de 1919. En 1921 lo consiguió la cuarta y, por fin, la tercera el 12 de septiembre de
1923, en la barriada de Ruzafa, plaza del Doctor Landete, con fachada a las calles del
General Prim y Méndez Núñez.
Jóvenes plantas, que se erguían de la tierra con el alegre empaque de la mocedad,
eran un sueño de vida nueva en el tiempo. Con ellas, como una nueva sementera, se
renovaba para la Caja, su personal y sus clientes, la satisfacción del progreso.