Su historia y su obra

norma de sustituir el certificado de libertad de cargas de Registro por una declaración
jurada y la asistencia de un aval de reconocido crédito y honorabilidad.
El esfuerzo tuvo efect al poco tiempo. Su escasez se vio compensada por la
afluencia de operaciones & crédito con garantía personal. En 1942 habían sido
reconstruidos con seria garantía los Registros de la Propiedad y las peticiones con garantía
hipotecaria fueron cobrando su ritmo.
Hacia el año 1944 entraba en su fase crítica la Segunda Guerra Mundial. Las luchas
intestinas, sociales y políticas, pesaban sobre los factores económicos. La paz que España
disfrutaba, reducía los reflejos que la caótica situación proyectaba, pero no pudieron
atajar la elevación del costo de vida y el alza de la circulación fiduciaria que corría parejas
con la escasez de divisas (1). F1 fin de la contienda en 1945 trajo aparejada la carencia de
artículos alimenticios y la penuria de divisas, la paralización del comercio mundial en
buena parte. La arbitraria marginación diplomática mantenida contra España durante
más de un cuatrienio, la privó de las pingües ayudas exteriores que otras naciones
obtuvieron.
1.2.— TRANCES INELUDIBLES
Valencia se incorpora a la llamada zona nacional el 31 de marzo de 1939.
Las cuentas de Ahorro y las operaciones de las Cajas situadas en la llamada zona
republicana se vieron sometidas por disposición oficial a un bloqueo o inmovilización
hasta que quedase suficientemente aclarada la situación irregular que por los expolios,
traslados o administración equívoca habían sufrido durante la guerra civil. De ello se ha
hablado en otro capítulo.
El doce de diciembre de 1939 se autorizaba por otra nueva Ley el desbloqueo,
creando un Fondo de Compensación delDesbloqueo que resarciría en un 50 por ciento los
daños ocasionados a las Cajas en las cuentas corrientes de sus impositores durante el
mismo período. Esto era interesante. Lo ineluctable era el hallazgo, la revisión y
comprobación de los eventos que por aumento o disminución había experimentado cada
libreta y cuál era el saldo justo. La comprobación de documentos suponía una moratoria
de dos efectos difícilmente tolerables: uno para la Caja, que sufría el entorpecimiento de la
regularización de sus operaciones y el otro para sus clientes, que, en una coyuntura tan
mísera, no podían disponer de sus ahorros.
Para obviar de alguna forma estos males una Orden del Ministerio de Hacienda del
10 de octubre de 1941 dispuso la exigibilidad de saldos desbloqueados para satisfacer
algunas operaciones de compensación. La Caja valenciana declaró disponible en sus
cuentas un millón de pesetas aproximadamente. Posteriormente, ensanchando aún más
esta norma, otra disposición del mismo Ministerio autorizaba a que las Cajas tuvieran
disponibles de 1.000 a 1.025 pesetas por libreta de los saldos desbloqueados, que los
clientes fueron retirando, incrementados con las imposiciones verificadas durante la
contienda civil, a medida que justificaban satisfactoriamente sus derechos. En 1941 había
sido retiradas 8.676.111,24 pesetas.
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