Su historia y su obra

) Mantener una constante unión entre las Entidades asociadas, y fomentar
las relaciones de la Federación con otras Federaciones e Institutos Naciona
les y Extranjeros de Ahorro y Previsión Social.
c) Laborar por la creación y desarrollo en la Región de nuevas Instituciones
de ahorro de carácter benéfico y social.
d) Fijar las normas para establecer una reciprocidad de servicio entre las
Entidades federadas.
e) Organizar Asambleas y Congresos regionales, llevando a efecto sus
conclusiones.
f) Realizar las gestiones y procedimientos colectivos necesarios para asegurar
la vida y desarrollo de las Entidades federadas”.
Los Organos de gobierno, establecidos en los artículos segundo y tercero radican en
la Asamblea General, cuya representación ostenta un Comité directivo formado por
representantes de cada Provincia. La Presidencia de ambos Organos habría de recaer en el
Presidente de la Junta de Gobierno de la Caja valenciana. El resto del articulado del
Reglamento contiene aspectos relativos a celebración de reuniones, gastos de gestión y
funcionamiento, mantenimiento de una Secretaría General, posible disolución de la
Federación, etc.
3.3.2.— LOS DIRECTIVOS DE LA FEDERACION
Desde su creación varios hombres ilustres han regido sus destinos, todos de la Caja
de Valencia, como prescribía el Reglamento.
Fue el primero Don Manuel Oliag y Oliag, Presidente de la Junta de Gobierno.
Duró su cargo desde el 24 -
VI
-
1926
hasta el 4 -
XI
- 1932. Breve fue su mandato, pero a
él correspondió llevar la marcha de aquella nave desde su inicial singladura hasta
mantenerla firme contra el oleaje de la crisis de 1929.
Vicisitudes muy diversas e inesperadas, unidas a la contienda civil, establecen un
intervalo en que la Federación quedó huérfana de sus rectores hasta que el 29 de julio de
1939 ocupó su sitial Don Francisco Ferrer Oyanguren, quien la gobernó hasta diciembre
de 1958. El edificó sobre las ruinas de una lucha devastadora, que prolongó su desolación
hasta muy avanzada la década de los cuarenta. Un período extremadamente difícil y largo
que acreditó sus grandes dotes de administración y que culminó con la concesión de la
Medalla del Mérito al Ahorro.
La recuperación económica que a grandes pasos conoce España en 1958, encuentra
para la Federación levantina un hombre singular, que había de marcar un trazo personal
en su historia por la visión certera de los problemas que el presente y el futuro deparan a la
vida de las Cajas en particular y a la Federación en general, adaptando su dinámica al
crecimiento y expansión de sus funciones sociales y benéficas y adentrándose en el
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