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Marcela Lagarde y de los RíosCapítulo 2. Ciudadanía de las mujeresDe ahí la importancia de la crítica emanada de las feministas a esta forma departicipación y de práctica política. En el feminismo actual es un valor éticoy político preservar la integridad, la seguridad y las condiciones de desarrollode cada mujer e incrementarlas. Hacer de la política una experiencia creativa yplacentera y benéfica. Esta eticidad implica un cambio en la tradición política,en contraste con otras épocas, y una diferencia política profunda. Por mimetismo,ideologías populistas, comunistas, socialistas, religiosas y revolucionariasde signo diverso, impregnaron los movimientos de mujeres y feministas.Prevalecieron prácticas y creencias antiliberales que anulaban la persona parafavorecer a la causa, tenían como principio y valor la entrega desinteresada.Los estragos producidos por esa expropiación política de la persona, su vidaprivada, su derecho a la felicidad o al bienestar son incontables. Y aún perduranen algunas corrientes políticas en los movimientos de mujeres. Unaespecie de martirio cotidiano, es muestra de la contundencia del compromisoy la lealtad a la causa.Tras décadas de autocrítica y de impulsar deseos reprimidos, hoy están enla superficie los deseos de bienestar y gozar, de no sufrir y de mejorar. Esteencuadre ético estructura el tipo de empoderamiento que impulsa el feminismoactual al valorar la participación sin demérito de otros intereses y necesidades,el trabajo visible y retribuido, las actividades que no ponen en riesgo a quieneslas realizan, la búsqueda de éxito o avance.Por primera vez en la modernidad, empiezan a prevalecer en la política feminista,valores de avance, ganancia, placer y bienestar concordantes con el estadopersonal y colectivo para vivir mejor. Se debe también a la superación deideologías que asocian la política con el riesgo y el malestar y a los grupos demujeres con la entrega, la carencia y en actitud victimista. Dicha superaciónse ha logrado al ejercer la crítica y con ello generar un pensamiento propio derivadode anhelos y deseos de las mujeres. En él prevalecen la valoración de laindividualidad y la autonomía como condiciones personales y colectivas. Conello, se ha producido una verdadera ruptura con la política tradicional.En la actualidad ya no es contradictorio realizar acciones políticas por recursospara las mujeres y por derechos para las mujeres y realizarlas investidas dederechos o en exigencia de su reconocimiento y hacerlo además con los mejoresrecursos disponibles. El maltrato, la privación y la carencia ya no son másmarca de fidelidad a la causa ni de firmeza política.147

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