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El feminismo en mi vidaHitos, claves y topiasInventores de nuestros miedos, tememos más al SIDA por su conexión simbólicacon lo tabuado, que al tabaquismo, al alcoholismo y a las drogadicciones.Vivimos atemorizados frente a las epidemias. Somos casi seis mil millones defumadores y bebedores potenciales educados masivamente para asumir esas yotras adicciones, y para aceptar que se nos edulcoren los estragos de esas epidemiasinducidas criminalmente.No se identifican como males o enfermedades epidémicas las secuelas del usoobsesivo e ilimitado de sustancias que no sólo enferman, crean malestar socialy destrozos personales, sino que hacen real el miedo a la muerte: a través delas drogas la vida de cada quien se convierte en breve suspiro, en muerte envida, en muerte muerte. La mayor epidemia del fin de siglo y del milenio noes pensada, vivida ni enfrentada como epidemia, pero es la más abarcadora: esel hambre, anverso y sombra de las voraces adicciones.Hambre, guerra y violencia, tríada de muerte. Allan Sekula nombra así elperverso catálogo 4 :Por una parte están aquellos cuerpos, muchos cuerpos, demasiados cuerpos, demasiadospara mirarlos, demasiados para contarlos, como si rehusar contarlosfuera la virtud suprema de una moralidad superior, de una reacción humanistacontra la cuantificación de la muerte.Del otro lado, de “nuestro miedo”, están estos cuerpos, sujetos de una atencióncasi microscópica, expuestos y armados y teleguiados, sacrificables pero relativamenteonerosos. Innumerables cuerpos del tercer mundo, cuerpos delmundo occidental enumerados con precisión.En el cuarto miedo milenario señalado por Duby, reconocemos que el miedoa la violencia es cada vez más abarcador, porque hoy llamamos violencia amuchas más cosas que las que así se designaban hace mil años, y porque pasoa paso se extiende una convicción contraria a recurrir a ella. Con todo, la violenciase instala en regiones diversas y distantes, en nuestras calles de noche yde día, y está también en nuestras casas, se nos presenta en la soledad y sobretodo en compañía. La violencia proviene de extraños y ajenos y también deconocidos y cercanos. Las voces antes silenciadas se han atrevido a nombrar laviolencia de género contra las mujeres estimulada y requerida para mantenerla dominación. Y poco a poco reconocemos también en las violencias entre loshombres, a la violencia patriarcal.4. Montaje fotográfico y texto mural “Guerra sin cuerpos”, exposición Face à l´ histoire, Centre George Pompidou, París, 1996-1997. Catálogo publicadopor Flamarion: 582-583.438

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