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Marcela Lagarde y de los RíosCapítulo 2. Ciudadanía de las mujeresEl nihilismo es el extremo del desempoderamiento. Y, en tanto no se elabora laexperiencia desde una perspectiva crítica positiva y otra ética, el juicio estácargado de hostilidad, conduce al desprestigio y la estigmatización de la causacolectiva por resentimiento de quienes se consideran más autorizadas por haberparticipado. Incluso puede conducir a una oposición política a la causa delas mujeres y a algunas de sus expresiones, tendencias, o mujeres específicas.A mayor idealización en la manera de concebir la participación y la causa, mayores la contrariedad. Algunas desilusionadas consideran los afanes de génerocomo una calentura juvenil o un extremismo sin sentido, previo a la madurez.Desencantos como éstos alimentan ideológica y políticamente el conformismoque, es alentado como actitud política en las mujeres, de manera intensa pordiversas ideologías manipuladas por los otros próximos, o por fuerzas políticasde signo contrario al avance de las mujeres. De eso, están repletos los mediosde comunicación, la literatura, el cine y otras experiencias artísticas y culturales.Contribuyen al conformismo también, tendencias religiosas a través deiglesias y cofradías, pero también organizaciones civiles o partidos políticosque no aceptan el avance de las mujeres aunque las conviden a la acción civily política.Alientan el conformismo en las mujeres las instituciones que obstaculizan sudesarrollo y su avance y les ponen trabas y dobles exigencias o colocan en loshombres las posibilidades simbólicas de acenso o de éxito. En cambio, un sentidopositivo aunado al análisis crítico es consustancial del empoderamiento.Fama, prestigio y diferencia genéricaLa dimensión valorativa de los poderes vitales está presente en la autovaloracióny la autoestima e impacta la autoidentidad. Conduce también auna valoración ponderada de los otros. La dimensión subjetiva del poderimplica entonces dimensiones políticas simbólicas como son la fama y elprestigio. Y, en la tradicional política patriarcal sobre las mujeres la famay el prestigio han sido espacios de control moral y político a partir de loscuales se desvalorizan o se valora a las mujeres. Todo lo que subvierte odesborda o fractura el control de las mujeres es convertido de inmediatoen mala fama, en desprestigio y la buena fama de las mujeres está ligada alcumplimiento de los deberes de género. El prestigio de las mujeres es másdifícil de lograrse porque es un atributo masculino.149

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