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Libro Historia de Chile

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TEMAS<br />

IMATURA Producciones<br />

Teatro <strong>de</strong> la oficina Chacabuco<br />

en 1929.<br />

196 <strong>Historia</strong> y Ciencias Sociales<br />

1.2 Las instalaciones comerciales y sus sistemas <strong>de</strong><br />

funcionamiento<br />

La habitación obrera en 1910<br />

Toda oficina contaba con una pulpería, establecimiento emblemático<br />

<strong>de</strong> la pampa, don<strong>de</strong> se vendían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alimentos y<br />

ropa hasta remedios. Había incluso productos que ni siquiera<br />

eran conocidos en Santiago, como loza inglesa, conservas, artículos<br />

<strong>de</strong> tocador o productos médicos importados.<br />

El local se abría a las cinco <strong>de</strong> la mañana para po<strong>de</strong>r aten<strong>de</strong>r<br />

a la población minera que, a las seis, iniciaba el trabajo en las<br />

calicheras. Mucha gente acudía no solo a comprar sino también<br />

a leer el diario o tomar un refresco, <strong>de</strong> manera que la<br />

pulpería constituía un verda<strong>de</strong>ro centro social.<br />

El sistema <strong>de</strong> pago más común era el <strong>de</strong> fichas. Cada oficina tenía sus propios<br />

billetes y fichas que únicamente tenían valor en las tiendas y pulperías<br />

<strong>de</strong>l lugar. De esa forma, se obligaba a la población a consumir los artículos<br />

que proporcionaban a menudo las mismas empresas dueñas <strong>de</strong>l salitre. De<br />

paso, se alejaba a los ven<strong>de</strong>dores ambulantes y mercachifles que abastecían<br />

a los mineros a precios más baratos. Este sistema <strong>de</strong> fichas, muy extendido<br />

en toda América Latina, se constituyó en uno <strong>de</strong> los motivos <strong>de</strong> mayor recelo<br />

<strong>de</strong> los trabajadores hacia sus patrones.<br />

Las salitreras más gran<strong>de</strong>s contaban a<strong>de</strong>más con instalaciones y recintos especiales.<br />

La influencia inglesa se expresó en la construcción <strong>de</strong> canchas <strong>de</strong> tenis,<br />

clubes sociales y hasta <strong>de</strong> piscinas. De estas oficinas hubo algunas que lucían<br />

orgullosas un teatro, un hospital, escuelas o una biblioteca. No faltaban tampoco<br />

los lugares <strong>de</strong> esparcimiento y reunión, como cantinas, recovas (mercado)<br />

y se<strong>de</strong>s sindicales, que contrastaban con los más elegantes salones <strong>de</strong> billar<br />

que frecuentaban las personas vinculadas a los dueños y la administración.<br />

Las habitaciones que las oficinas dan a sus operarios son gran<strong>de</strong>s barracas <strong>de</strong> fierro galvanizado,<br />

divididas en piezas pequeñas, en cada una <strong>de</strong> las cuales se instalan dos o tres trabajadores<br />

si son solteros, y uno solo si es casado. ...Estas barracas, que constituyen los que se llaman campamentos,<br />

son las habitaciones más terribles que se pue<strong>de</strong> imaginar: en el día el fierro se cal<strong>de</strong>a<br />

con el sol... y los cuartos se convierten en hornos; en la noche la temperatura, aun en verano,<br />

baja mucho y la habitación <strong>de</strong>l obrero pasa <strong>de</strong>l calor insufrible a un frío que, muchas veces<br />

no le permite conciliar el sueño; diferencias <strong>de</strong> 30º entre el día y la noche son corrientes.<br />

En algunas oficinas se ha evitado en parte este inconveniente construyendo los campamentos<br />

<strong>de</strong> una tierra endurecida que se encuentra sobre el caliche y llaman costra o costrón; estas<br />

habitaciones no están sometidas a cambios tan bruscos <strong>de</strong> temperatura; pero, por el <strong>de</strong>scuido<br />

con que se hacen, tienen otro inconveniente que es también muy grave, y es que se<br />

prestan admirablemente para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> parásitos, piojos, chinches y sobre todo unos<br />

llamados vinchucas, que, por experiencia propia puedo aseguraos, señor, son terribles.<br />

Dr. J.Valdés Cange (Alejandro Venegas), Sinceridad. <strong>Chile</strong> íntimo en 1910, Ed. CESOC, Santiago, 1998, pp.246-247.

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