13.07.2015 Views

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

por alguien, y que ese alguien no es cualquiera, ni puede ser representado por cualquiera,es alguien que ha adquirido en nuestra vida un significado importante, alguien a quien“dedicamos”, conciente o inconcientemente, nuestra vida, o también, para decirlo con otraspalabras, es el magistrado en cuyo juzgado radica el expediente de nuestro juicio,esperando sentencia.Se constituye de este modo una situación paradojal, la compañía surge, por un lado, delencuentro con lo igual, mientras que, por otro lado, para lograr que el otro desee nuestracompañía procuramos mostrarnos diferentes, es decir, “originales”. Uno se ve forzado anavegar entre ambos escollos; en un extremo ser “distinguido”, un ser irremplazable,“extra-ordinario” que debe pagar el precio de quedarse solo, y en el otro extremo sercomún, un ente “ordinario” completamente sustituible que, como un antihéroe, cosecha elbeneficio de sentirse acompañado en el seno de una masa humana. Algunas“personalidades” como, por ejemplo, Woody Allen, “navegan” en esa doble condición quelos hace extraordinariamente populares. Todos sabemos que Woody Allen es un hombredistinguido por su éxito, mientras que los personajes que representa legitiman nuestracomún debilidad. Con frecuencia uno encalla en alguno de los dos escollos, y sin embargosigue siendo cierto que la unidad no destruye la diversidad, sino que, por el contrario, es ladiversidad misma la que enriquece y fecunda la unidad.Gente como unoPero, entonces, cuando uno dice “uno”, no habla para referirse simplemente a lo que unotiene de común, a lo que se llama una identidad de género. Uno habla también, y ante todo,para referirse al reconocimiento de algo nuevo que surge en el encuentro de otro “comouno”. Dos o más almas de “gente como uno” que trascienden las fronteras de un soloindividuo, para formar el espíritu de una convivencia que hace que uno se sienta diferente acomo, hasta ese momento, se había sentido. Desarrolla y descubre, entonces, facetas deuno mismo que sólo presentía.No es lo mismo decir: “gente como uno”, con el significado de “toda la gente”, mala obuena, que decirlo con el significado de “sólo la gente como uno es gente”. Tampoco es lomismo que decirlo dándole a la palabra “gente” el significado de “sólo algunos son gente”.Son tres experiencias diferentes, y cada una de ellas puede ser despreciable o valiosa. En laprimera uno piensa, de manera justa o injusta, que todos los seres humanos son ligerasvariantes de lo que uno es, en la segunda uno desprecia, con razón o sin ella, lo que sediferencia de uno, y en la tercera uno reconoce entre los otros, sea de verdad o apoyado enapreciaciones erróneas, algunos semejantes. Sin esta última experiencia uno no podríareferirse a uno, se encontraría trágicamente limitado a tener que decir siempre “yo”. Sinesta última experiencia este libro, cualquier libro que se pudiera escribir, como una botellacon el mensaje de un náufrago, que se pierde en el mar, no encontraría jamás destinatario.Hay algo allí, en el espíritu de esa comunidad a la cual nos referimos con la palabra “uno”,que podemos comparar, aun en el caso de que sólo involucre a dos personas, con la quesurge en una buena orquesta sinfónica. El músico que allí se siente “uno” no deja desentirse un músico entre otros similares, mientras que, al mismo tiempo, su particularindividualidad queda conservada en la manera en que contribuye a la imprescindiblediversidad que constituye la orquesta, y que culmina en la maravilla de una sinfonía.10

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!