13.07.2015 Views

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

(también nosotros, vosotros y ellos). Cuando digo “yo” me siento diferente a todos, ycuando digo “tú” es porque te encuentro ahora, diferente a mí, y dado el hecho de que estáspresente, no necesito declarar tu sexo en el pronombre con que te designo. En ese entonces,en el cual te hablo así, tú y yo no somos “uno”. Cuando no estoy contigo, cuando te busco,te evito o te recuerdo, cuando me refiero a ti y estás ausente, te pienso como “él” o como“ella” y allí tampoco somos “uno”. Él, o ella, son la imagen o el modelo con el cual tebusqué o te buscaré, te evité o te evitaré, te reconocí o te reconoceré. Tú, como yo,configuras el presente; él o ella, ahora ausentes, pertenecen a un presente que fue, o queserá, un presente que es pasado o es futuro en nuestra hora actual.Somos “típicos”, por eso cuando Discépolo dice “uno”, nos representa a todos en lamedida en que cada uno es semejante a otro. Esa posibilidad de ser “uno” en la diversidad,nuestra “universidad”, es lo que nos hace universales, como si fuéramos un dispositivo deuso múltiple, que puede ser conectado con aparatos de distintas marcas. Aunque cada unoes una pieza única, irreproducible en su original combinatoria de virtudes y defectos, es,hasta cierto punto y por fortuna, intercambiable. Por eso, aunque algún día uno se muere,“el mundo sigue andando”.Tanto tú como yo somos entonces “uno”, y también él, o ella, en quienes uno piensa. Poreso en la medida en que uno se comunica se “une”, se siente parte de una comunidad de“unos” comunes, que son “como uno”; y en la medida en que no lo logra, se siente aisladoy solo. Por eso también, cuando uno piensa en “uno” (el “uno” para quien fue escrito estelibro) uno no tiene edad, porque lleva dentro el recuerdo del niño que fue (aunque todavíasea niño) y también el fantasma del viejo que mañana será (aunque ya sea viejo). En esemomento uno no tiene estado civil, ni profesión, ni sexo; nada que lo individualice, porquecuando uno dice “uno”, uno se mueve en el territorio del alma en el cual uno siente lo quesiente el otro. Es conmovedor encontrarse con un semejante o, para decirlo mejor, que unose encuentre con uno en el otro, pero es grato hasta un cierto punto, porque también hayorgullo y autoestima en el hecho de sentirse distinto. Cuando uno se siente aislado y solo,se siente único y excepcional, original e irremplazable. Uno sufre por sentirseincomprendido, pero no corre el riesgo de ser intercambiable ni de quedar disuelto, demanera anónima, en el conjunto de una comunidad que, muchas veces, ni siquiera parecereconocer la particular manera de ser que cada uno tiene.Acompañado y soloUno puede estar físicamente solo y sentirse sin embargo acompañado. Suele ser así cuandouno está en paz consigo mismo, es decir, en paz con las personas con las cuales unoconstruyó su propia historia. El nene que juega en la arena de la plaza se sienteacompañado por la madre que lo mira sentada en un banco, a varios metros de distancia.Como decía un viejo gallego, amigo de mi padre, es bueno estar solo, pero “llevándosebien”. “Llevarse bien” consigo mismo es llevar dentro del alma esa mirada de sonrientebeneplácito cuya complacencia es el fundamento esencial de toda compañía. También escierto entonces que uno puede sentirse solo mientras está con alguien o, peor aún, rodeadode gente. Benedeto Croce decía, según señala Ortega, que un “pesado”, un “latoso”, es elque nos priva de la soledad sin hacernos compañía. Una cosa es “estar solo” comoRobinson Crusoe y otra “sentirse solo” en el medio de una multitud. Hemos aprendido,desde el psicoanálisis, que cuando nos sentimos solos nos sentimos siempre abandonados9

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!