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Fundación Luis Chiozza

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lo caracteriza lo que, por ejemplo, quisiera o debiera ser, estamos diciendo que siemprevivimos frente a una meta incumplida. También es cierto que llevamos dentro un diálogoinconcluso con un personaje significativo que pertenece a nuestra historia, un diálogo que,como si se tratara de una indagatoria en un juzgado, permanece abierto.Estamos hechos de la sustancia de los sueñosEstamos compuestos por átomos, moléculas y células, y el haber llegado a sostener estaafirmación con los recursos científicos de la física, la química y la biología nos ha otorgadouna capacidad para modificar la naturaleza de lo que nos rodea, que supera lo que antañopudimos haber soñado. Pero esto no cambia el hecho de que un hombre, además de ser unconjunto de átomos, moléculas y células, es también un compuesto formado por unconjunto de historias. La cuestión, planteada de este modo, se presta para pensar que laafirmación acerca de los átomos, las moléculas y las células es científica, mientras que laafirmación acerca de las historias es filosófica o poética, pero, sin embargo, si tratáramosde definir a Picasso, como ser humano, encontraríamos una mejor ayuda en elconocimiento de su biografía que la que podríamos obtener afirmando que es un conjuntode átomos que pesa setenta y ocho kilos. Una cosa es lo que uno es, físicamente hablando,y otra de dónde viene uno y sobre todo, como señalan Ortega, Sartre, Heidegger yWeizsaecker, hacia dónde va “psíquicamente”. Si muchas veces, para referirnos a nuestrosmás caros deseos, hablamos de nuestros sueños, como lo hiciera Luther King en su famosodiscurso “Tengo un sueño”, podemos decir, junto con Próspero, que estamos hechos de lasustancia de los sueños.Las historias que conforman nuestra vida pueden ser grandes o pequeñas, peroindependientemente de cuál sea su tamaño, todas ellas se integran con las historias denuestros semejantes para configurar una red. Infeld señala que la totalidad de los sucesosposibles constituye un mundo cuatridimensional, pero la totalidad de los sucesos posibles,es decir actuales y potenciales, siempre es algo más que lo que puede ser dicho en unmomento dado, lo cual implica la noción, realmente subversiva, de que todo puede sertambién de otra manera. Así lo afirma la física de nuestra época frente a lo que ocurre ensu campo de estudio, y así resulta ser cuando nos enfrentamos con el relato de una historia.La historia de una vida es inconmensurable y, por lo tanto, cualquier versión acerca de ella,como lo muestra Pirandello en Seis personajes en busca de un autor, contendrá sólo unfragmento transitorio de la verdad buscada, pero al mismo tiempo ese fragmentomantendrá siempre una conexión de sentido con la desconocida historia que “subyace”. Silo comparamos con los capítulos que, como otros tantos cuentos, integran una novela,unidos por un hilo argumental, deberemos reconocer que la historia de una vida es unfragmento de otra historia que incluye la historia de su mundo.Weizsaecker escribió: “no se puede traducir el idioma de las enfermedades al dialecto de lafísica y la química, y si a pesar de todo se hace, se cometen errores. Es más acertadointerpretar cada historial clínico como la historia de una vida, traducir el lenguaje de laenfermedad al lenguaje de la biografía”. Después agrega, en uno de sus párrafos másconmovedores: “yo quisiera ser lo suficientemente joven para poder empezar ahora estatarea, pero espero, confiado, que vendrán investigadores más jóvenes para llevarla a cabo”.No se trata de una tarea pequeña. Fui, debo decirlo, uno de esos jóvenes que dedicó su vidaal intento de llevarla a cabo, y ahora, cuando ya no soy joven, me siento en la necesidad dedecir, como Weizsaecker, que confío en que vendrán otros, más jóvenes.116

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