13.07.2015 Views

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

informaciones grabadas, ideas, pensamientos y emociones que me caracterizan en parte yque, aunque puedo borrarlas, las intercambié con el entorno configurado en red. Perotambién es cierto que yo, como ella, tengo una memoria RAM, que todas las nochesconfigura mis sueños, una memoria en la cual borroneo y me expreso en un lenguaje llenode sobrentendidos que casi nadie entiende; en ella están los fragmentos que contienen lasideas que pienso y no consigo decir. Una memoria que inexorablemente se borrará cuandoyo (como mi computadora) me apague.Los recursos que usamos para negar la muerteEs muy difícil creer en algo que nunca nos ha sucedido, algo que hemos contemplado a losumo “desde afuera”; y si nuestra razón insiste con el desagradable corolario que nosanuncia que somos mortales (sostenido, más allá de la razón, por “otros” temores),disponemos de una cantidad de recursos que, peor o mejor elucubrados, intentarán debilitarla eficacia de lo que nos inquieta. Podemos pensar que continuaremos viviendo en nuestroshijos, en nuestras obras, o accediendo a una gloria póstuma que nos perpetúe en lamemoria de los hombres. Si sostenemos que morir es ingresar en la nada, podemos pensarque la muerte, allí, en la nada, en nada puede afectarnos. Si pensamos que vivir es unconstante morir de cada instante, la muerte queda reducida a un fenómeno familiar ycotidiano que no afecta la continuidad de nuestra vida. Podemos también pensar quenuestra alma sobrevivirá a la descomposición de nuestro cuerpo, dejando abierta laposibilidad futura de retornarlo a la vida o de reencarnarse en otro cuerpo. Decíamos quese intentará, por estos medios, disminuir el temor que el pensar en la muerte nos produce,pero es menester reconocer que no suele lograrse mucho de este modo. Mencionemos porfin los dos recursos que, siendo los más comunes, parecen ser, al mismo tiempo queinconcientes, los más eficaces en el alivio de nuestra inquietud frente a la muerte. Elprimero consiste en pensar que mi muerte ocurrirá en un tiempo tan remoto que, deacuerdo con lo que “de corazón” yo siento, es un tiempo que no existe. El segundo radicaen que mi muerte, en un cierto sentido, será la muerte de otro, porque cuando muera yoestaré allí, pensando que estoy muerto. En otras palabras: estaré viviendo mi “estarmuerto”. Un pensamiento semejante, llevado a su extremo, opera en la mayoría de loscasos de suicidio, en los cuales el suicida, cuando realiza el acto, no se identifica con el quemuere sino con el que mata. Encontramos testimonios de este modo de pensar (que de noser tan ubicuo juzgaríamos locura) en los numerosos comentarios acerca de la paz que “sedisfruta” en la muerte, o en los menos agradables que se refieren al sufrimiento en lafrialdad de la tumba. La muerte que le ocurre a uno es, para uno, incognoscible, dado quela conciencia de estar muerto es algo, por definición, contradictorio, si aceptamos que loque se conoce sólo se puede conocer estando vivo. Podremos sufrir nuestra agonía en unproceso que recién podrá afirmarse efectivamente que ha sido morir, después de quehayamos finalmente muerto, pero no podremos vivir real y ciertamente nuestra muerte. Yalo dice el poeta: “no temas, tú no verás caer la última gota que en la clepsidra tiembla”. Siaceptamos que cuando morimos ya no estamos en nuestro cadáver, debemos reconocer quesi compramos un lugar donde “caernos muertos” compraremos un pasaje en un avión en elcual no volaremos. Hemos dicho que nuestra muerte es de veras increíble y que, en elfondo de nuestro corazón, nos sentimos inmortales, y agregamos ahora que vivir nuestramuerte es imposible, cabe preguntarse entonces: ¿Qué es lo que tememos?En el íntimo desgarramiento que nos produce el conflicto (precipitado por un pensamientoacorde con el silogismo socrático) entre la muerte de otro (que no sólo nos resulta creíble y94

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!