13.07.2015 Views

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

Fundación Luis Chiozza

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

situación inversa. De este modo, ambos disfrutarán “en compañía” de aquello que lesplace, pero pagando el precio de aguantar un disgusto equivalente. Es claro que se podríaarmonizar mejor compartiendo solamente las cosas que los dos disfrutan, pero esto sóloserá posible admitiendo por lo menos una de otras dos condiciones. La primera consiste enrenunciar a todo aquello que no puede ser compartido; la segunda es aceptar, sin sentirseabandonado, que cada uno disponga de un espacio propio en el cual pueda hacer, sin queja,sin reproche y sin culpa, aquello que le place y que el otro no disfruta. La cuestión, paracolmo, suele complicarse por el hecho, ya mencionado, de que la contabilidad quehacemos acerca de “tus esfuerzos y los míos” no suele coincidir. Cuando la cuestión llega aun punto semejante entre cónyuges, entre amigos, entre socios o entre hermanos, sueleevolucionar hacia un distanciamiento sin que se pueda establecer casi nunca quién lo hacomenzado.Se ha dicho, con cierto cinismo, que los amores eternos se veían en las épocas en que lagente moría muy joven. Ahora que la gente que envejece es mucha, nos encontramos conun fenómeno que invita a la reflexión. Se ha repetido innumerables veces que, cuando seingresa en la llamada tercera edad, en la cual la mayoría de los proyectos materiales ya sehan concretado hasta un punto que no parece probable que se pueda superar en el futuro, ylos hijos ya crecidos se alejan, si se carece de un proyecto espiritual auténtico,frecuentemente se cae en lo que se suele denominar “vacío existencial”. No se ha señaladoen cambio suficientemente que en esas circunstancias se suele pensar que aumentando “ladosis” o la calidad de la práctica genital se le podría encontrar otra vez un atractivo a lavida. De más está decir que ese deseo inauténtico de genitalidad explica la frecuencia conque los hombres quieren “mejorar” la erección que expresa el grado que alcanzan susganas verdaderas, y el difundido consumo actual de drogas como el viagra. No cabe dudade que la genitalidad, en condiciones saludables, es una de las mejores formas de convivirel placer, y que, además, el grado de intimidad que se puede disfrutar en la cama antes ydespués del acto genital concreto, es, casi con seguridad, insustituible. El acto genital, loque hoy se dice “tener sexo”, es un poderoso “atractor” y una usina que genera losimpulsos que sostienen muchas de nuestra metas en la vida. Pero tampoco cabe duda deque el ejercicio de la genitalidad no es la vida entera, que no alcanza para orientar porcompleto su sentido y que, menos aún, se puede usar para sustituir todo aquello que en unavida falta. Aunque un cierto grado de creatividad (o incluso de trascendencia) se puedesatisfacer en el acto genital concreto, basta con mirar los grabados que pueblan los murosdel templo de Khajuraho para constatar que, en lo que respecta al acto mismo, lagenitalidad no ha inventado nada en más de un milenio. Señalemos, por fin, que si bien losimpulsos genitales generan la inclinación del ánimo que conduce hacia la formación de esaconvivencia superlativamente íntima que une dos vidas con el deseo de que sea “parasiempre”, las relaciones genitales, aunque sin duda son muy importantes, no alcanzan paraperpetuarla. A medida que transcurren los años vamos descubriendo que esa forma delafecto que denominamos cariño (y que según nos enseña el psicoanálisis se constituye conlos impulsos sexuales coartados en su fin) es uno de los ingredientes fundamentales de loque llamamos amistad. El otro consiste en la posibilidad de compartir recuerdos yproyectos. No cabe duda entonces de que, cualquiera sea el tipo de convivencia íntima quehayamos estrechado, se trate de un matrimonio, de una relación entre padres e hijos, dehermanos o de colaboradores, el futuro y la perduración de ese vinculo dependerá a lapostre del grado de amistad que en esa convivencia hayamos contraído. La amistad, en sudoble condición de cariño y de recuerdos o proyectos compartidos, es la sustancia mismade la convivencia íntima, ya que no sólo forma parte de todos los tipos de intimidad quepodemos convivir, sino que, dentro de esa convivencia, es “el atractivo” que la ocupa y lasostiene la mayor parte del tiempo.163

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!