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Fundación Luis Chiozza

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podía producir las alteraciones en el cuerpo que se observaban en la histeria. Esto nos llevaa dos cuestiones importantes que ponen en crisis nuestra manera habitual de pensar: laprimera consiste en la existencia de una vida psíquica inconciente, y la segunda infundeuna mayor intriga al problema de la relación entre el alma y el cuerpo. Freud, en elcomienzo de su obra, ya se ocupó de la primera cuestión, mientras que acerca de lasegunda hizo contribuciones importantes en uno de sus últimos escritos.En cuanto a la primera cuestión, digamos que nuestra experiencia de la vida psíquicapermanece ligada a nuestra conciencia, de modo que, cuando pensamos en algo que almismo tiempo que psíquico sea inconciente, nos vemosforzados a pensar en alguna forma especial de vida psíquica acerca de la cual no tenemosnoticia directa, una forma que sólo se nos revela, indirectamente, a través demanifestaciones que irrumpen de pronto en nuestra conciencia dejándonos la fuerteimpresión de que se trata de un asunto que existía ya, preformado y oculto, en algún estratode nuestro organismo. A veces sucede de este modo cuando, de pronto, nos “viene” a lamente algo que no lográbamos recordar. Freud mencionaba un experimento muy claro yrevelador que, si mal no recuerdo, fue realizado por Bernheim. Se le ordena a un sujetohipnotizado que, una vez despierto, abra un paraguas que verá en la habitación, agregandoque olvidará que ha recibido esa orden pero que, igualmente, la deberá cumplir. Cuando elexperimento tiene éxito, el sujeto, desconcertado, realizará ese acto sin saberconcientemente por qué, y agregará frecuentemente lo que llamamos racionalizaciones, porejemplo decir que quería comprobar si la tela del paraguas estaba en buenas condiciones.Desde entonces innumerables experiencias clínicas han consolidado la hipótesis de unpsiquismo inconciente. Sin embargo, la cuestión trascendental no es ésta, sino que, a partirde este punto, el concepto mismo de lo psíquico ha cambiado, ya que la cualidad esencialque lo define no es ahora la conciencia (que ha pasado a ser una cualidad accesoria) sinola significación, el sentido, una cualidad que la mayoría de las veces existe sin necesidadde conciencia. De acuerdo con lo que Freud definió en su libro Psicopatología de la vidacotidiana, un acontecimiento posee sentido cuando puede ser ubicado dentro de unasecuencia, una serie de sucesos que marchan en alguna dirección, que obedecen a unpropósito, que poseen una intención, que conducen a un fin y que, además, son “sentidos”como algo que complace o disgusta. Veamos ahora la segunda cuestión.Las últimas afirmaciones de FreudLos seres vivos, tal como lo afirma Weizsaecker, son objetos que contienen un sujeto, otambién, en palabras de Portmann, poseen una interioridad que los anima. Pero un cerebro,o el cuerpo, no producen la mente o el alma, y menos aún podrían hacerlo de la mismaforma en que el hígado produce la bilis o la tiroides su hormona. La bilis se percibe comoun fenómeno material que pertenece al universo de la física, pero la mente no. Por esosuele hablarse de un misterioso “salto” entre la mente y el cuerpo. Cuando se corta en dosmitades un platelminto, cada una de esas dos mitades reproduce un gusano completo.Obviamente, la mitad a la cual pertenece la cola se “fabrica” a sí misma un cerebro, lo cualsignifica que la “idea” correspondiente al plan organizador del cerebro no está en elcerebro.Es evidente que los conceptos de materia y espacio son impertinentes cuando se trata de la79

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