LA MUERTE QUE FORMA PARTE DE LA VIDA¿A quién le interesa la muerte?Weizsaecker señala que solamente los niños y los ancianos piensan en la muerte. Los niñosdisponen de una curiosidad que los faculta para asimilar con rapidez conocimientos acercadel entorno que constituye su mundo. Frente a la muerte de un familiar, o cuando un niñopequeño presencia la muerte de algún animal cercano, su curiosidad se manifiesta en unagran intriga con respecto a la desaparición misteriosa de esa vida, que el niño identificainequívocamente con un tipo de animación espontánea que se traduce en calor, agitación,movimiento y acción. Lo que descubre, lejos de resolver su intriga, casi siempre le produceangustia, y en esto los adultos con los cuales habla suelen ayudarlo poco. Muy prontoconseguirá reprimir los afectos que el hecho de pensar en la muerte le produce y junto conellos reprimirá sus pensamientos y una parte importante de su curiosidad vital. Si la vida ledepara, en los años escolares, la conmovedora muerte de algún compañero, lo reprimidoretornará esta vez como un trauma penoso que se procurará evitar. Entonces ya no trataráde formular las preguntas inteligentes que su curiosidad producía, porque la represióndeformará su pensamiento, intentando disminuir la angustia, “recapturando” lo que hallegado a la conciencia. Este esquema, en un poco más o menos, se repetirá en su vidaadulta, cuando el impacto inevitable de una muerte cercana lo obligue a la filosofíasimplificada de frases como “estamos de paso” o “no somos nada”, que suelen escucharseen los velorios. Pero los años pasan y, a medida que envejecemos, se nos mueren, cada vezmás frecuentemente, personas coetáneas. La fuerza del silogismo socrático (si todos loshombres son mortales y soy un hombre, soy mortal) opera entonces sin pensarlo siquiera, yel tema de la muerte va ganando una mayor presencia en los pensamientos de una personaañosa. La angustia que durante tantos años se mantuvo exitosamente reprimida retornafrecuentemente ahora como una funesta amenaza que adquiere la forma de “el tiempo seacaba”, y que conduce a que muchas personas realicen una casuística prolija de los avisosfúnebres, mientras procuran disminuir en todo lo posible su concurrencia a funerales.Durante el tiempo que separa nuestra tierna infancia de nuestros últimos años no sueleinteresarnos demasiado el tema de la muerte. Oímos hablar frecuentemente de una muerte“linda”, aludiendo con esto a un morir, insospechado y rápido, que ocurre “antes” de quenos demos cuenta. Implícitamente se sostiene que lo normal es vivir sin pensar en lamuerte. Es famoso el consejo que pretende votar por la vida: “dejad que los muertosentierren a sus muertos”, pero la muerte, sea propia o ajena, es una de las cosasimportantes que nos ocurren en la vida, y el pensar (en la muerte o en cualquier otra cosa)no es siempre algo que elegimos, sino que funcionamos de ese modo cuando nosenfrentamos con un difícil obstáculo en la prosecución de la vida.La muerte en la vidaNacemos y morimos, y pensar en esto, por lo pronto, nos conduce hacia algunasprecisiones. En primer lugar, como señala Weizsaecker, la muerte puede contraponerse alnacimiento, pero no es lo opuesto de la vida (aunque suele pensarse de ese modo) ya que el90
morir, lo mismo que el nacer, es algo que ocurre “en” la vida y que le pertenece a ella porentero como fenómeno vital. Es necesario decirlo de una manera más clara. El nacimientode uno y la muerte de uno no son el comienzo y el final de la vida, sino solamente de lavida de uno. Lo que nace y lo que muere es uno, ya que la vida prosigue como vida que yano es de uno sino de otro.En segundo lugar, pero no menos importante, una cosa es morir, como un proceso que leocurre a uno, y otra cosa es “la muerte”, cuando se piensa en ella como algo que le sucedea uno recién cuando ha completado el proceso de morir “ingresando” en la muerte.Podemos decir, análogamente, que una cosa es ser concebido y “nacer” a la vida, como unproceso que le ocurre a uno, y otra cosa es lo que uno “era” cuando aún no habíacomenzado el proceso que lo ha constituido y que, en sentido amplio, llamamos “nacer”.Digamos, por lo pronto, que en uno y otro caso, después de morir y antes de nacer, somosrecuerdos y deseos (o temores) que existen en la vida de otros.En tercer lugar, el morir (y podría decirse casi lo mismo del nacer) no es algo queconocemos porque nos ocurre ahora o porque recordamos lo que nos ha ocurrido, sinoporque lo contemplamos como un proceso que ocurre en la vida de los seres queconsideramos semejantes. Esto nos lleva hacia una afirmación un tanto sorprendente que,sin embargo, puede ser corroborada por una observación atenta y perspicaz de las personasque han recibido la noticia de que morirán en una fecha más o menos cierta. A despecho delo que nuestra razón nos arroja en la cara, no creemos, de verdad, que moriremos. Lamuerte, como las calamidades que el diario nos informa, es “la clase de cosas” que lesocurren a otros. Por más que pensemos, una y otra vez en nuestra muerte, la muerte queforma parte de la vida, la muerte en la vida, la muerte “conocida” en nuestra vida, essiempre, inexorablemente, muerte de otro.El proceso que denominamos morirPodemos preguntarnos ahora qué es lo que sabemos acerca del morir. Decimos que en elmomento en que un ser vivo muere, lo que desaparece es su vida, pero no todos solemospensar lo mismo acerca de lo que significa que un ser vivo haya perdido su vida. Sabemos,por lo pronto, que su cuerpo físico no desaparece en el instante en que muere, sino que allícomienza un proceso de descomposición progresiva cuyo desarrollo temporal es conocidodesde antiguo. Agreguemos enseguida que el desagrado profundo, unido a lasrepresentaciones del cadáver, de la corrupción de la carne y del esqueleto humano,proviene de la insistencia inconciente con que le atribuimos a todas esas formasdescompuestas del cuerpo, la animación de la vida. Reparemos, como testimonio de lafuerza que posee esa creencia inconciente en la vida de ultratumba, en que la voluntad delque establece testamento disponiendo ser cremado se fundamenta muchas veces en eldeseo de evitar la descomposición de la carne, pero se fundamenta siempre en la asunciónde que un ser humano continúa siendo propietario de su cadáver aun después de que se hamuerto.Algunas de las funciones del cuerpo desaparecen de manera evidente en el instante en quese muere. El hecho de que se traslade por sus propios medios, que mueva distintas partesde su cuerpo o las manifestaciones que nos llevan a reconocerle a otro ser vivo unaconciencia desaparecen en la muerte, pero, en todas estas situaciones, distinguimos entreestados que consideramos transitorios, como en el caso del fenómeno cotidiano que91
- Page 3:
ÍNDICEPáginaPROLOGO..............
- Page 6 and 7:
8- El canto de las sirenas debe esc
- Page 8 and 9:
UNOEl camino de los sueñosDiscépo
- Page 10 and 11:
por alguien, y que ese alguien no e
- Page 12 and 13:
FORMAR PAREJADosEl número dos inau
- Page 14 and 15:
mancomunamos. Ahora vemos que cuand
- Page 16 and 17:
alimentan las diferentes formas de
- Page 18 and 19:
completamente, ya que sus efectos p
- Page 20 and 21:
satisfacer. Cuando alguien emprende
- Page 22 and 23:
concluir entonces que una pareja de
- Page 24 and 25:
dependencia inconciente, un circulo
- Page 26 and 27:
ENTRE PADRES E HIJOSLa concepción
- Page 28 and 29:
muchos los que giran en el límite
- Page 30 and 31:
modos en que transcurrirá más tar
- Page 32 and 33:
manifiesta el íntimo desgarramient
- Page 34 and 35:
exigen que se asuma plenamente la r
- Page 36 and 37:
La separación de los hijosUna part
- Page 38 and 39:
ofrecerle. Es claro que, durante lo
- Page 40 and 41: constituida por el padre, la madre
- Page 42 and 43: perdura toda la vida sin ocasionar
- Page 44 and 45: extremos, un tipo de “orfandad”
- Page 46 and 47: EL TRABAJO Y LA VIDA EN SOCIEDADEl
- Page 48 and 49: muchas páginas acerca del trabajo
- Page 50 and 51: mayor o menor capacidad para lidiar
- Page 52 and 53: identidad de un individuo y contrib
- Page 54 and 55: con su diversidad, constituye el re
- Page 56 and 57: constituye nuestra convivencia como
- Page 58 and 59: coincide, en aproximación grosera,
- Page 60 and 61: caminamos o comemos, por el solo he
- Page 62 and 63: la verdadera educación no consiste
- Page 64 and 65: al servicio de la supervivencia. Es
- Page 66 and 67: materializan las ideas en la realid
- Page 68 and 69: noción construida. Pasado y futuro
- Page 70 and 71: manifiesta como una enfermedad en e
- Page 72 and 73: proyectos se distribuye entre ellos
- Page 74 and 75: permiso) se expresan con verbos, pe
- Page 76 and 77: Mientras pago la cuenta y oigo al m
- Page 78 and 79: histeria, se comprendía mejor como
- Page 80 and 81: existencia psíquica. La historia d
- Page 82 and 83: meta hacia la cual apuntamos nuestr
- Page 84 and 85: en los programas que la computadora
- Page 86 and 87: el alivio obtenido en esas condicio
- Page 88 and 89: permanece “en curso” y cuya int
- Page 92 and 93: denominamos dormir, y la desaparici
- Page 94 and 95: informaciones grabadas, ideas, pens
- Page 96 and 97: lo que sabemos acerca de su vida. E
- Page 98 and 99: forma que su contorno dibuja. A est
- Page 100 and 101: EL MALENTENDIDOSobre el hablar y el
- Page 102 and 103: Las palabras como representantesTal
- Page 104 and 105: es siempre interpretar, y que no ex
- Page 106 and 107: fabrique con más fresas en Francia
- Page 108 and 109: La importancia de lo sobrentendidoE
- Page 110 and 111: Sobre los modos del decirEste tema
- Page 112 and 113: malentendido. Ese desencuentro, sin
- Page 114 and 115: EL CAMINO DE VUELTA A LA SALUDCuand
- Page 116 and 117: lo caracteriza lo que, por ejemplo,
- Page 118 and 119: Del mismo modo que una herida super
- Page 120 and 121: ser necesario para modificar, aunqu
- Page 122 and 123: avatares que nos depara el presente
- Page 124 and 125: comienzo que desemboca en las vicis
- Page 126 and 127: coincidiendo con esa limitación qu
- Page 128 and 129: que vivimos en “el presente” de
- Page 130 and 131: que funciona cada vez en condicione
- Page 132 and 133: LA RECUPERACIÓN DE LAS GANASLas ga
- Page 134 and 135: tendríamos que conformarnos con un
- Page 136 and 137: Otra de las conclusiones surgidas d
- Page 138 and 139: clemencia, nos sentimos finalmente
- Page 140 and 141:
angustia, y el trauma del haber rec
- Page 142 and 143:
uno el trabajo de digerir, para emp
- Page 144 and 145:
Cuando Almafuerte, en uno de sus si
- Page 146 and 147:
LA SOLEDAD, LA DECEPCIÓN Y LA ESPE
- Page 148 and 149:
valores surgen de las importancias,
- Page 150 and 151:
temperatura ambiente, de modo que t
- Page 152 and 153:
Recordemos que la palabra “person
- Page 154 and 155:
vuestras últimas ilusiones”, dad
- Page 156 and 157:
tanto en lo que somos sino en lo qu
- Page 158 and 159:
Llegamos así a la conclusión de q
- Page 160 and 161:
cual todos y cada uno de nuestros d
- Page 162 and 163:
solamente extraemos, para reforzar
- Page 164 and 165:
Una vez reconocida la función fund
- Page 166 and 167:
acompaña a la ruina o como el plac
- Page 168 and 169:
Comprobamos, una y otra vez, que no
- Page 170 and 171:
que la seguridad retorne bajo la fo
- Page 172:
10-Navegar es necesario, vivir noCo