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Magia por correo electrónico: cómo no ser ignorado nunca más

No hay nada más irritante que ser ignorado. Ser rechazado es malo, pero no obtener

respuesta es lo más bajo. Te hace sentir invisible, como si no existieras. Y es una pérdida

de tiempo. A todos nos ha pasado: envías un correo electrónico a alguien con el que

estás intentando hacer negocios y te ignora. Después envías un educado correo

electrónico de seguimiento y de nuevo otro muro de silencio. ¿Qué hacemos entonces?

Provocar un «no» con un correo electrónico de una sola línea.

¿Se ha dado por vencido con este proyecto?

Este correo electrónico de una línea aglutina lo mejor de las preguntas orientadas al

«no» y juega con la natural aversión a la pérdida de nuestro interlocutor. La respuesta en

forma de «no» que ofrece este correo electrónico le da a la otra parte la sensación de

seguridad y la ilusión de control a la vez que le anima a definir su posición y a

explicárnosla.

Y, exactamente igual de importante, le plantea la amenaza implícita de que

abandonaremos el proyecto según nuestros términos. Para evitar que eso ocurra —para

minimizar sus pérdidas y demostrar su poder— la inclinación natural de la otra parte será

responder de inmediato y mostrar su desacuerdo: «No, nuestras prioridades no han

cambiado. Se trata tan solo de que estamos sobrepasados y...».

Si tienes hijos, seguramente ya estés empleando esta técnica de manera instintiva.

¿Qué haces cuando tus hijos no quieren salir de casa, del parque o del centro comercial?

Dices: «Vale, yo me voy», y empiezas a alejarte. Me atrevo a decir que más de la mitad

de las veces gritan: «¡No! ¡Espera!», y salen corriendo para alcanzarte. A nadie le gusta

que lo abandonen.

Bien, esta puede parecer una manera poco educada de tratar a alguien con quien estás

intentando hacer negocios, pero debes superar esa sensación. No es un gesto de mala

educación y, aunque sí es directo, está envuelto en el manto seguro del «no». Lo que sí

es maleducado es que te ignoren. Puedo decir que he empleado esta técnica con éxito no

solo en Estados Unidos, sino con personas de dos culturas distintas (árabe y china) que

son famosas por no decir nunca «no».

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