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Lecciones clave

Cuando la presión se convierta en empujones —que lo hará—, te vas a encontrar en un

cuerpo a cuerpo con otro negociador. Una vez que hayas terminado con todas las

cuestiones de matiz psicológico —las etiquetas, el reflejo y las preguntas calibradas—

tendrás que abordar el meollo de la cuestión.

Para la gran mayoría de nosotros, eso no es divertido.

Pero los grandes negociadores saben que el conflicto es a menudo el camino que lleva

a los grandes acuerdos. Y los mejores encuentran formas de pasárselo bien por el

camino. El conflicto acaba sacando la verdad, la creatividad y la resolución. Así que la

próxima vez que te encuentres en un cuerpo a cuerpo con un negociador, recuerda las

lecciones de este capítulo.

• Identifica el estilo de negociación de tu interlocutor. Una vez que sepas si es del

tipo acomodador, asertivo o analista, sabrás cuál es la forma correcta de

abordarle.

Preparación, preparación, preparación. Cuando aumenta la presión uno no se

crece, sino que cae a la altura de su máximo nivel de preparación. Por tanto,

debes fijarte un objetivo ambicioso pero legítimo y a partir de ahí jugar con las

etiquetas, las preguntas calibradas y las respuestas que emplearás para llegar

hasta él. De ese modo, una vez en la mesa del regateo, no te lanzarás a lo loco.

Estate preparado para encajar los golpes. Los negociadores expertos

generalmente abren con un punto de anclaje extremo para descolocarte y sacarte

de tu plan. Si no estás preparado, te irás directamente a tu máximo sin presentar

batalla. Así que prepara bien tus tácticas de escape para evitar que te dirijan hacia

la trampa del compromiso.

Aprende a poner límites y a encajar los golpes o devolverlos, pero sin hostilidad.

El problema no es la persona que tienes al otro lado de la mesa, sino la situación.

Prepara un plan Ackerman. Antes de adentrarte en la maleza del regateo,

necesitarás un plan que incluya un punto de anclaje extremo, preguntas

calibradas y ofertas bien definidas. Recuerda: 65 %, 85 %, 95 %, 100 %. Los

aumentos decrecientes y terminar con cifras no redondas hará que tu interlocutor

crea que te está sacando todo lo que tienes, cuando en realidad estaréis llegando a

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