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La empatía es una clásica habilidad «blanda» de comunicación, pero tiene una base

física. Cuando observamos de cerca el rostro, los gestos y el tono de voz de una persona,

nuestro cerebro empieza a alinearse con el suyo en un proceso llamado «resonancia

neuronal», y eso nos permite conocer de forma más completa lo que piensa y lo que

siente.

En un experimento con un escáner de imagen por resonancia magnética funcional

(IRMF),[6] los investigadores de la Universidad de Princeton descubrieron que la

resonancia neuronal desaparece cuando la comunicación entre dos personas es pobre.

Los investigadores podían predecir cómo de bien se estaban comunicando solo con

observar la medida en la que sus cerebros se alineaban. Y vieron que la gente que presta

más atención —quienes son buenos escuchando— hasta podían anticipar lo que iba a

decir el otro antes de que lo dijera.

Para aumentar tus habilidades de resonancia neuronal, tómate un momento ahora

mismo y realiza este ejercicio. Dirige tu atención hacia alguien que esté hablando cerca

de ti u observa a alguna persona a la que estén entrevistando por televisión. Mientras

habla imagínate que eres esa persona. Visualízate en su misma posición incorporando

tantos detalles como puedas, como si de verdad estuvieras allí.

Una advertencia: un gran número de negociadores clásicos considerarán que este

planteamiento es absurdo y débil.

Si no, pregúntale a la antigua secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Hace pocos años, dando una charla en la Universidad de Georgetown, Hillary Clinton

abogó por «mostrar respeto incluso a los enemigos. Intentar comprender y, en la medida

de lo posible, empatizar con sus perspectivas y sus puntos de vista».

Ya puedes imaginar lo que pasó después. Toda una caterva de tertulianos y políticos

se lanzó sobre ella. Dijeron que su afirmación era estúpida e ingenua, e incluso una señal

de que había abrazado la fe de los Hermanos Musulmanes. Y hubo quienes afirmaron

que había saboteado todas sus posibilidades en la carrera presidencial.

La cuestión es que Hillary Clinton tenía razón.

Política aparte, la empatía no tiene que ver con ser amable ni estar de acuerdo con el

otro. Tiene que ver con comprenderle. La empatía nos ayuda a entender la posición del

enemigo, por qué sus acciones tienen sentido (para ellos) y cuáles pueden ser sus

motivaciones.

Si como negociadores usamos la empatía es porque funciona. La empatía es la razón

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