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—No. No estoy contrariada. Todo va bien.
De pronto, con un movimiento tan rápido que me lo habría perdido de no
haber estado tan cerca, Anna Farmer —una Cuatro que se ganaba la vida
trabajando la tierra— se puso en pie y le soltó una bofetada a Celeste.
Varias de las chicas exclamaron de la impresión, y o entre ellas. Las que se lo
habían perdido se giraron y preguntaron qué había pasado, en particular Tiny,
cuya voz aguda atravesó el silencio reinante.
—Oh, Anna, no —exclamó Emmica, con un suspiro.
Al momento Anna entendió las consecuencias de lo que había hecho. La
enviarían a casa; no podíamos agredir físicamente a ninguna otra de las
seleccionadas. A Emmica se le escaparon las lágrimas, mientras Anna se sentaba
de nuevo, absorta. Ambas eran chicas de campo y habían conectado desde el
principio. Pensé en cómo me sentiría si Marlee tuviera que irse de pronto.
No había tenido un trato personal con Anna, pero siempre me había
sorprendido su carácter efervescente. Sabía que no era una persona que pudiera
querer hacer daño a nadie. Se había pasado gran parte del ataque de los rebeldes
de rodillas, rezando.
Sin duda había caído en una provocación, pero no había nadie lo
suficientemente cerca como para oír la conversación y testificar en su favor.
Sería su palabra contra la de Celeste. Además, por otra parte, todas las presentes
podían constatar que la había golpeado. Quizás hasta apremiaran a Maxon para
que enviara a Anna a casa, como ejemplo para las demás.
Anna, con lágrimas en los ojos, tuvo que oír a Celeste, que le susurró algo al
oído y se apresuró a salir de la sala.
A la hora de la cena, Anna y a no estaba.